El serbio Novak Djokovic se clasificó este jueves para su cuarta final en el Abierto de Australia con un festival de juego ante el español David Ferrer, mientras que la bielorrusa Victoria Azarenka venció con polémica y se jugará el título femenino ante la china Li Na.
Ferrer nada pudo hacer ante el vendaval de juego del serbio, vigente doble campeón del torno australiano, que venció en tres sets, por 6-2, 6-2 y 6-1, este jueves en Melbourne.
«Nunca perdí de esta manera. He tenido cero opciones de ganar. No hay nada que decir. Él ha sido mejor y punto», se limitó a decir el jugador alicantino.
«Creo que no puedo jugar mejor que esto. He jugado un tenis increíble. Estaba muy cómodo y con confianza desde el principio. Definitivamente, es uno de mis mejores partidos de mi carrera» dijo por su parte el número uno mundial nada más derrotar a su rival.
Imposible de desbordarle en defensa, agresivo en ataque, Djokovic rozó el partido perfecto, marcando más del doble de puntos que su adversario (85 a 41), una estadística alucinante a este nivel.
Otra muestra de su dominio: solo perdió siete puntos con su servicio y, al mismo tiempo, rompió siete veces el saque a Ferrer, quien no dispuso de una sola ocasión para hacer el break.
El español, de 30 años y que superará en la clasificación mundial al número 4, su compatriota Rafa Nadal, no pudo clasificarse para su primera final de un Grand Slam, al haber caído en su quinta semifinal.
Solo el británico Tim Henman, que perdió seis semifinales en Grand Slams, presenta una estadística peor que Ferrer desde el inicio de la era Open.
Djokovic ha ganado hasta ahora las tres finales que alcanzó en Australia (2008, 2011 y 2012) y de ganar el domingo, en la final que le enfrentará al ganador del Roger Federer-Andy Murray que se jugará el viernes, se convertiría en el primer jugador, desde la era Open, que logra imponerse tres veces consecutivas en el primer Grand Slam del año.
Poco antes, Azarenka se clasificó para la final al vencer a la gran revelación del torneo, la joven norteamericana Sloane Stephens por 6-1 y 6-4, en un buen partido de la número uno mundial, pero que acabó con polémica y críticas.
Sirviendo con 5-3, Azarenka desaprovechó cinco pelotas de partido y acabó cediendo el juego, pero en el descanso, pidió atenciones por parte de un cuidador y seguidamente, visiblemente sofocada, abandonó la cancha durante 10 minutos, mientras Stephens esperaba sentada en su silla.
A su regreso, Azarenka volvió a romper el servicio de su rival para llevarse el encuentro y alcanzar la tercera final de un Grand Slam en su carrera, tras su victoria en Australia-2012 y la perdida en el US Open-2012.
«Me sentí invadida por la emoción al darme cuenta de que estaba tan cerca de la final. Eran los nervios», trató de explicar la número uno del tenis femenino a las cámaras de televisión, aún en la pista, poco después de su victoria.
Minutos después, ante las cámaras de la ESPN, Azarenka añadió: «No llegaba a respirar, tenía la impresión de tener una crisis cardiaca».
«No es justo, no tenía derecho de pedir un tiempo muerto médico porque no estaba lesionada. Hacer eso en ese momento del partido, no es correcto», protestó la exjugadora estadounidense Pam Shriver.
«Ha sido una absoluta farsa», dijo en Twitter Patrick McEnroe, exjugador y excapitán del equipo estadounidense de Copa Davis.
En conferencia de prensa, Azarenka trató de precisar lo dicho minutos antes sobre la cancha. «No comprendí bien la pregunta. Si he pedido un tiempo muerto fue porque realmente me dolía la espalda y era eso lo que me impedía respirar. Realmente necesitaba que me desbloquearan la espalda y no tenía ganas de desnudarme delante de todo el mundo».
Azarenka protagonizará la final junto a Li Na, que derrotó sorprendentemente a la rusa Maria Sharapova, que se había motrado intratable hasta este momento, habiendo perdido solo nueve juegos en sus cinco primeros partidos, todo un récord en Melbourne.
Mucho más menuda y menos potente, Li Na jugó un partido perfecto a nivel técnico y pudo contar con un excelente servicio, sobre todo en los momentos críticos, de modo que pudo salvar seis de siete puntos de break.
La jugadora china, de 30 años y entrenada desde hace seis meses por el argentino Carlos Rodríguez, llega a su tercera final en un torneo del Gran Slam, tras perder la de Australia en 2011 y ganar Roland Garros ese mismo año.
«En 2011 estaba un poco en shock porque era mi primera final en Grand Slam. No sabía muy bien qué hacer. Ahora, tengo más experiencia, debería ser mejor. Había más presión hace dos años», dijo la china.
Sharapova, por su parte, admitió que Li Na «hizo un gran partido». «Sin duda, el mejor contra mí», añadió.
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