“El 23 de enero de 1958, la unión de los oficiales jóvenes militares y el pueblo derrotaron la dictadura de Marcos Pérez Jiménez”, a esta conclusión llega el destacado profesor universitario, periodista y escritor, Francisco Cañizález Verde, sobre la enseñanza que a los venezolanos deja el golpe cívico-militar impulsado hace cincuenta y cinco años contra un gobierno dictatorial.
Además de presenciar la liberación del pueblo venezolano, Cañizález fue uno de los principales beneficiados de la gesta patriótica porque pudo salir de la cárcel de Ciudad Bolívar, donde se encontraba por haber expresado su oposición al régimen perezjimenista. En esta prisión también estuvo Ramón José Velásquez, expresidente de la República.
Cañizález destaca la asociación de varios sectores del pueblo venezolano -jóvenes estudiantes universitarios, los comerciantes, el Clero- quienes aprovecharon los ánimos de lucha de los jóvenes oficiales de la Fuerza Armada para rebelarse en contra del gobierno y rescatar la libertad de la nación, luego de que el dictador huyera a República Dominicana en “la vaca sagrada”, como era conocido el avión que utilizaba en esos días.
Sin embargo, el catedrático lamenta que este periodo de libertades sociales se haya extendido exactamente durante cuarenta años, hasta las elecciones de 1998, cuando considera que con el primer triunfo del presidente Hugo Chávez en las urnas se dio inicio a “un régimen que nos ha negado de libertad, los derechos, y ha puesto en peligro nuestra soberanía (como nación independiente)”.
Por ello, su conclusión al repasar todo lo que acontecido en más de medio siglo de historia, es que la unión del pueblo en los actuales momentos es la que puede dar nuevamente la libertad a los venezolanos.
“El 23 de enero es una experiencia que debe ser recordada porque no podemos olvidar que la dictadura de Pérez Jiménez duró diez años, el pueblo solamente toleró eso, una década; hasta que se unieron todos los factores en lo que se llamó la Junta Patriótica, conformada por Acción Democrática, el Partido Comunista de Venezuela, Copei y Unión Republicana Democrática”, dijo.
El columnista de EL IMPULSO recordó que en los días de la dictadura las organizaciones políticas estaban completamente prohibidas y vieron su resurgimiento luego de los hechos del 23 de enero, específicamente en las elecciones del 7 de diciembre de 1958 donde participaron como candidatos Wolfgang Larrazabal (Unión Republicana Democrática), Rafael Caldera (Copei) y Rómulo Betancourt (Acción Democrática), terminando el último de estos al frente de la primera Presidencia de la República en la “era democrática”.
– ¿Qué opina de la marcha organizada por el chavismo para conmemorar el 23 de enero?
– Creo que ellos no son los llamados a celebrar el 23 de enero, porque no creen en la democracia. Un grupo político que no cree en la democracia no puede celebrarla, la mayor prueba está en que el actual encargado de la Presidencia de la República, el vicepresidente Nicolás Maduro, es alguien que no fue electo por los votos del pueblo. Al menos Chávez llega al poder producto de elecciones, pero este señor no, es una usurpación, entonces ¿cómo los usurpadores del poder pueden celebrar un suceso que trajo la libertad al país y rescató a todos los presos políticos de Venezuela?
– Siendo la democracia un producto de la unión de civiles y militares, ¿cómo ve la unidad que promueve la Mesa de la Unidad Democrática?
– Se está forjando muy bien y gracias a Dios que hemos tenido a la MUD. Fíjate que en las elecciones del 7 de octubre del año pasado, obtuvo siete millones y medio de votos y el chavismo ocho millones, es decir, la unidad del pueblo y la MUD nos dio ese resultado, pero en las elecciones el gobierno empleó todos sus recursos y abusó del poder; además los sectores oficiales que representan al CNE estuvieron a favor del gobierno y lo protegieron, pero hay que seguir unidos porque a través de las elecciones es la única forma de obtener el poder pacíficamente y de acuerdo con la Constitución.
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