El mayor centro refinador de crudo de Venezuela redujo su operatividad a un 57 por ciento de su capacidad, según un reporte de la estatal PDVSA al que tuvo acceso Reuters, cinco meses después de que una explosión causara el peor accidente en la historia de la industria petrolera local.
El gobierno venezolano ha dado varias fechas para el restablecimiento pleno de la refinería Amuay, que junto a la vecina Cardón integra el Centro Refinador Paraguaná (CRP), pero su normalización no se ha cumplido, lo que obliga a la potencia petrolera a seguir importando combustibles.
Amuay está procesando 345.000 barriles por día (bpd) de crudo, de una capacidad de 645.000 bpd; mientras Cardón está corriendo entre 194.000 y 206.000 bpd, de 310.000 bpd de capacidad, dice el reporte fechado el 18 de enero.
De esa manera, el CRP está procesando alrededor de 551.000 bpd, de una capacidad total de 955.000 bpd.
El CRP operó en alrededor de un 65 por ciento de su capacidad entre septiembre y noviembre del año pasado debido a que Cardón había suplido parcialmente la baja operación de Amuay, la cuarta mayor refinería del mundo.
No obstante, la necesidad de detener unidades en Cardón por fallas operacionales y el retraso de algunos planes de mantenimiento han prolongado las paradas, dijeron trabajadores de la instalación.
El 18 de enero, Cardón contaba con 20 de 43 plantas detenidas, mientras que en Amuay sigue fuera de servicio la destiladora número cinco de 185.000 bpd, que requiere ser reemplazada casi en su totalidad, y el flexicoquer que elabora derivados livianos, entre otras.
«Hay muchas unidades en recirculación (encendidas, pero sin refinar) por falta de insumos para operar, pues no solo hay daños en las plantas sino también en tuberías, bombas, tanques y otras instalaciones», dijo a Reuters el presidente del sindicato de trabajadores del CRP, Iván Freites.
La explosión y el prolongado incendio que sacudieron Amuay en agosto del año pasado no sólo dejaron más de 40 fallecidos, sino grandes daños de infraestructura tanto a las comunidades vecinas como a la refinería, que preveía retomar la normalidad a finales del 2012.
Operarios calculan que la puesta en servicio del flexicoquer demorará al menos una semana más, lo que compromete la elaboración de gas combustible para alimentar otras unidades, mientras que las trabas en el reformador de nafta de Cardón -que elabora gasolina de exportación- no han logrado ser solventadas desde que se incendió en noviembre.
Freites agregó que el complejo de lubricantes de Cardón estuvo ocho años sin recibir mantenimiento, lo que ha prolongado por más de un año su parada mayor. La planta envasadora, que está recibiendo materia prima importada, tampoco opera desde hace varias semanas por falta de insumos.
«No se vislumbra a corto plazo un restablecimiento de las operaciones normales del CRP. En estos meses, además, el combustible almacenado se ha ido agotando», dijo Freites.
El gobierno venezolano aún no ha informado sobre la magnitud de los daños en Amuay ni sobre la cobertura de las aseguradoras.
VENTAS BAJAN, COMPRAS SUBEN
La exportación de combustibles venezolanos se redujo sensiblemente desde el accidente en Amuay y en el último trimestre del año la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA) dijo que no vendió derivados al mercado abierto.
El ministro de Petróleo y presidente de PDVSA, Rafael Ramírez, dijo la semana pasada que se han estado importando algunos combustibles, pero no reveló detalles y negó que se haya adquirido gasolina terminada.
Un operador que comercia con PDVSA dijo a Reuters, sin embargo, que en enero la estatal colocó dos ofertas para la venta de condensados y nafta liviana, con salida desde diferentes puertos, incluyendo el CRP.
«Eso es todo lo que han vendido, fuera de las exportaciones por contrato que van fundamentalmente a China. Las demás operaciones han sido de compra», dijo la fuente, que prefirió el anonimato.
La fuente detalló que la estatal ha adquirido en el mercado abierto casi todo tipo de productos, incluyendo derivados terminados. La más reciente oferta de compra, colocada el lunes, fue para la adquisición de gasóleo de vacío (VGO por sus siglas en inglés), nafta y diésel.
Estas importaciones se han visto reflejadas incluso en las cifras de la Administración de Energía de Estados Unidos, que entre enero y octubre dio cuenta de la compra a ese país de un promedio de 71.200 bpd de derivados, más del doble del año previo, con un récord de 196.000 bpd en septiembre.
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