Seis jóvenes unidos por la música realzaron la versatilidad sonora que emerge en cada rincón de Venezuela.
Enlarmonía Ensamble, fruto de la admirable tradición que distingue a la capital musical, fue el invitado especial a la Sala Alternativa, a propósito de la habitual presentación dominical que convoca al público cautivo de la Fundación Juan Carmona del diario EL IMPULSO.
Descrito como un ameno encuentro por los virtuosos, entre acordes y melodías se aproximaron a los melómanos que colmaron el espacio ubicado dentro de esta casa editorial centenaria.
Íntimo y a la vez concurrido, el concierto trascendió con el calor de los aplausos y el carisma desbordado por el sexteto que valora con especial cariño el cancionero popular. Luego de las 11:00 de la mañana del domingo comenzó este periplo matizado por cuerdas, vientos y percusión.
Como de costumbre, la arquitecta Alicia Feaugas de Carmona, presidenta de la Fundación Juan Carmona, dio la bienvenida a los presentes. En memoria de nuestra coordinadora de Redacción fallecida el pasado sábado, María Hortensia Zapata, Feaugas de Carmona pidió al público un minuto de silencio por el luto que embarga a la familia Zapata Herrera, a los miembros de este rotativo y a quienes compartieron con esta excelente mujer.
Un peregrinar de géneros
El locutor José Agustín Suárez, en ocasión de este viaje instrumental y vocal, anunció la llegada de Enlarmonía Ensamble al escenario. Recordó que esta propuesta surgió en 2009 por el afán de seis músicos en dedicarse a los géneros venezolanos, combinados con jazz y ritmos de Latinoamérica.
Luego, la presencia instrumental se hizo canción gracias a Luis Borges (voz y cuatro), Carlos Mendoza (mandolina), Richard Torrealba (guitarra), Farid Colmenárez (percusión), Luis Rodríguez (bajo) y Manuel Quero (flauta), todos integrantes de esta propuesta que vislumbra un futuro promisorio.
A modo de una emotiva remembranza, el sexteto se lució ante sus maestros y seguidores, embelesados por su nivel de ejecución.
Enlarmonía evocó clásicos del repertorio popular. Piezas atesoradas por el colectivo sonaron de principio a fin. Con arreglos de aquellos músicos que han apadrinado al grupo, como Carlos García, Orlando González y otros, los baluartes de la nueva generación de artistas lideraron un encuentro sellado por la gratitud y admiración
Comenzó la cita con el bambuco Los doce, de la autoría de Álvaro Romero. Una sostenida ovación recibió la segunda pieza que sería Onda romántica, perteneciente al género onda nueva, del compositor Pablo Camacaro.
El sonido de la flauta, sublime y melodioso, se acompañaba de la sinergia entre cuerdas y lo solemne de la percusión.
La travesía musical prosiguió, esta vez con el seductor calipso de Ricardo Sandoval titulado Bumbac. Así, el ensamble hizo gala de su admiración por este notable maestro.
En perfecta sintonía, este periplo de sonidos continuó con más del repertorio tricolor. Esta vez, el cuatrista Borges se apropió del micrófono para cautivar con su voz y entonar la lírica del célebre vals Viajera del río, de Manuel Yánez, el cual en palabras de los músicos se trata de una de las composiciones más hermosas.
Una sentida ola de aplausos convirtió este número en uno de los más hermosos.
Criollísima fue la siguiente canción en la voz de Borges que contó con magistrales fusiones de bajo, guitarra, mandolina, percusión y vientos.
Los arreglos del profesor Carlos García sorprendieron a la audiencia con el choro Brasileirinho, compuesto por Waldir Acevedo y de esencia latinoamericana que evoca la samba.
Más tarde, Enlarmonía conquistó a los concurrentes con una suite de joropo. Esta hilvanó los temas Los 7 colores de Luis Flores y Diablo suelto de Heraclio Fernández. De esta manera cobró vida en su interpretación la apuesta Los 7 colores del diablo, otro de los puntos álgidos de la cita por la excelencia instrumental de la agrupación que elevaría por más de dos horas la impronta de excelentes compositores.
Danza, gaita y fusiones
Delirante resultó este encuentro que minuto a minuto se paseaba por el territorio nacional a través de las partituras, de la cual emergió seguidamente Vals corso, danza zuliana de René Vallecolle.
De los aplausos se pasó al tema Laberinto, del compositor y músico larense Orlando González, director del Ensamble Matices quien ha brindado valiosos aportes a Enlarmonía. El sexteto aprovechó su presencia en la Sala Alternativa para dedicarle el tema con pinceladas de joropo y onda nueva.
Presagio, gaita de tambora concebida por Enrique Hidalgo y Anhelante, vals de José Sánchez, elevaron a un sitial maravilloso al compendio de composiciones con sello venezolano.
Del laureado guitarrista y compositor Aquiles Báez, el grupo interpretó el merengue A mis hermanos.
Espléndido fue el cierre de este concierto. Con la gloriosa pieza Caballo viejo, del querido maestro Simón Díaz, Enlarmonía honró el cancionero popular que extasió a los melómanos.
Fotos: Daniel Arrieta