#opinion: Cómo unir al magisterio por: Antonio Urdaneta Aguirre

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Lograr el sueño de los ilustres pioneros de la agremiación –hoy sindicalización– de los educadores, quizás sea la tarea con mayores obstáculos del momento. Enarbolar otra vez las banderas de la unidad orgánica y funcional del magisterio, podría resultar, incluso, peligroso. ¡Pero hacia allí debemos ir; y pronto!
De su origen ya hemos tratado en otras oportunidades. Y lo evocamos hoy en el marco de un panorama sombrío, el cual amenaza con devolverles, a los “maestros de escuela”, su precaria condición de eunucos políticos. Sin embargo, a pesar del presagio anterior, estamos dispuestos a promover, sin apresuramientos indeseables, el desarrollo de nuevos propósitos unitarios.
Dicha aspiración está orientada a que se haga realidad, dentro del sindicalismo de los trabajadores de la docencia, la unidad activa, real y auténtica del más numeroso contingente laboral del país: la Central Sindical Única del Magisterio, en la que sean incluidas y participen sin complejos ni arrogancias todas las tendencias existentes actualmente.
Cuando utilizamos los términos “real” y “auténtica”, es porque esos dos conceptos desaparecieron hace tiempo del diccionario sindical venezolano. Y sostenemos, por tan poderosa razón, que es una desgracia que ha detenido el avance de las reivindicaciones de los asalariados venezolanos en general. Y pensamos que el ejemplo que proyecten los educadores, con respecto a la unidad sindical, podría servirle de espejo al resto de los trabajadores.
Consideramos real y auténtica la unidad que se fundamenta en el derecho de asociación que pauta nuestra Carta Magna, pero a prueba de todo intento de atomización de la organización sindical. Sería la única forma de volver a unir, como en 1932 y 1936, el archipiélago de sindicatos y federaciones, debilitado en esencia y acción, que operan en Venezuela. Archipiélago que encarna, en sí mismo, la más nefasta división del magisterio.
Por supuesto, calculadamente apadrinada y aviesamente legalizada. Y lo que es peor: división que es defendida a ultranza por intereses externos, beneficiarios de tal dispersión de voluntades; todo esto a expensas del sacrificio de los educadores. ¡Invitaremos a esa cruzada!

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