En circunstancias que todavía no han sido determinadas, un hombre fue encontrado muerto ayer, pasadas las ocho de la mañana, por el trabajador encargado de abrir la puerta de un establecimiento comercial dedicado a la venta de repuestos, ubicado en la planta baja del edificio Eugenio, en la acera sur de la carrera 19, entre las calles 41 y 42, de esta ciudad.
El empleado, un hombre joven y corpulento, que se abstuvo de hablar con los reporteros, quedó asombrado.
Su esposa, cuya identidad también se negó a dar y que se encontraba esperando un dinero que debía darle su marido para pagar unos exámenes de laboratorio para su pequeño hijo que cargaba en brazos, dijo que ella estuvo llamándolo precisamente para informarle que necesitaba los reales; pero, el hombre no le respondía.
Cuando finalmente atendió el celular, tartamudeando me dijo que estaba muy nervioso porque había encontrado a un sujeto muerto dentro del negocio y estaba llamando a la policía, contó la mujer.
Al sitio se presentó una comisión de dos funcionarios del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (CICPC) en una furgoneta y durante aproximadamente una hora estuvieron dentro del inmueble.
En la puerta del establecimiento estaba pegado una hoja de papel que tenía el letrero “cerrado por inventario”.
Los funcionarios finalmente salieron para sacar de la furgoneta una bandeja, con el fin de levantar el cadáver y trasladarlo a la morgue.
No fue posible que las autoridades y los encargados del negocio suministraran detalles en torno al caso. Ni siquiera a una comisión de la Guardia Nacional.
Lo único que se pudo saber es que el individuo cayó del techo del edificio de dos plantas, al parecer porque era de asbesto, y al precipitarse al vacío se estrelló de cabeza.
Se presume que había intentado penetrar al establecimiento para cometer un hurto.
Foto: Simón Alberto Orellana