Equipos de artificieros argelinos encontraron el domingo «numerosos» cadáveres más mientras buscaban trampas explosivas en una planta de gas donde rebeldes islamistas habían tomado a decenas de trabajadores extranjeros como rehenes, dijo un funcionario de seguridad, un día después de una sangrienta operación con la que se puso fin a una crisis de cuatro días en una refinería ubicada en una zona desértica remota.
El funcionario, que solicitó el anonimato debido a lo delicado de la situación, dijo que los cadáveres estaban muy desfigurados y por lo mismo era difícil identificarlos. «Los cuerpos podrían corresponder a rehenes argelinos o extranjeros», afirmó.
El domingo en la mañana, el principal portavoz del gobierno de Argelia expresó temor de que aumentará el aumento el número de rehenes muertos _que el sábado ascendía a 23_ para cuando los equipos de las fuerzas especiales terminaran de inspeccionar la instalación.
Dijo que los extremistas provenían de seis países y estaban armados para causar máxima destrucción. Sonatrach, la empresa petrolera estatal argelina que administra el complejo de Ain Amenas junto con la BP y la firma Statoil de Noruega, afirmó que toda la refinería quedó sembrada de minas explosivas.
«(Los extremistas) habían decidido completar la operación como la habían planeado: volar todo el complejo y matar a todos los rehenes», dijo el ministro de comunicaciones, Mohamed Said, en entrevista con la radio estatal.
Dado que surgían pocos detalles del apartado lugar en el oriente de Argelia, tampoco estaba claro si alguien fue rescatado en la operación final, pero la cifra de rehenes muertos el sábado _siete_ es la que los extremistas habían dicho esa mañana que aún tenían en su poder.
El asedio a la planta procesadora de gas de Ain Amenas causó conmoción en el mundo. Un grupo de islamistas se apoderó el miércoles del complejo, donde había cientos de trabajadores de numerosos países.
La milicia tomó a los trabajadores como rehenes, mientras los militares argelinos rodeaban el complejo y los helicópteros de ataque sobrevolaban la zona durante cuatro días tensos, en los que surgieron reportes de combates y fugas.
Los milicianos atacaron la planta el miércoles por la mañana. Cruzaron desde Libia por la frontera que se ubica a unos 100 kilómetros (60 millas) y atacaron un par de autobuses que transportaban a trabajadores extranjeros hacia el aeropuerto. La escolta militar de los vehículos ahuyentó a los atacantes tras un tiroteo en el que perecieron un británico y un argelino, probablemente un guardia de seguridad.
Frustrados, los milicianos se dirigieron al complejo de gas, que se divide entre el espacio habitado por los trabajadores y la refinería. Tomaron la instalación y capturaron rehenes, informó el gobierno argelino. El flujo de gas hacia el sitio se interrumpió.
Foto: Reuters