La casa de formación de la congregación Carmelitas Descalzas, con sede en la vía Río Claro, cobra vida después de tres años suspendida. Ayer, el fray Alonzo García Uriarte, superior en Barquisimeto, destacó la buena noticia de retomar las actividades del seminario.
La casa que fue fundada en 1980 y actualmente cuenta con la presencia de estudiantes de teología, próximos a ser sacerdotes, y también sirve como sede para la escuela de espiritualidad de laicos atraídos por la familia carmelitana donde la oración es esencial.
En Mérida, Táchira y Caracas, funcionan otras sedes similares a la de nuestra ciudad. Se trata de un espacio consagrado por entero al Señor, donde hay meditación y contemplación como alivio a las tribulaciones propias de la vida. La reapertura de la casa, dijo, es motivo de bendición para todos.
A diferencia de los sacerdotes diocesanos, los carmelitas tienen una formación de nueve años. Sus promesas son obediencia, pobreza y castidad. El ejercicio de la vocación tiene tres campos definidos: parroquias, misión y escuelas de espiritualidad para laicos. Requiere de convicción y no de imposición.
Sus patronos, San Juan de la Cruz y Santa Teresa, doctores de la Iglesia Universal, que vivieron en profunda espiritualidad y compromiso con el prójimo. La congregación también tiene una valiosa oportunidad para las jóvenes. Cuentan con un convento para religiosas de clausura.
“En una oportunidad alguien muy asombrado dijo: qué terrible viven encerradas, tras las rejas; otro cristiano que le acompañaba replicó: ellas también ven las rejas que cargamos nosotros. Las hermanas de clausura son la planta energética que mueve a la Iglesia.
Las oraciones que hacen por los sacerdotes y demás necesidades de los hijos de Dios, tienen un gran peso dentro de cualquier diócesis”, agregó el fray Alonzo de Nuestra Señora de la Fe y es que dentro de la orden reciben un nombre o advocación cristiana como señal de unidad entre el Dios Trino y cada uno de sus hombres consagrados.
Juventud activa
Albert de Cristo (Marchán), es un joven oriundo del estado Monagas y cuando sintió el llamado de Dios estaba cursando la carrera de Ingeniería Informática. El viaje por el ciberespacio lo cambió por las misiones que en el tiempo dentro de la congregación le han dejado grandes aprendizajes. Misiones en zonas desposeídas y meditar en la oración, sin duda, brindan mayores satisfacciones a su alma.
“Vivir en comunidad, hacer de la oración nuestro alimento espiritual, servir a la Iglesia dondequiera que Dios nos necesite, rebosa mi vida de felicidad. Aunque en nuestros tiempos, parezca imposible tener vocación por el sacerdocio, sí es posible remar mar adentro y luchar por lo que nos hace feliz sea en la vida consagrada, matrimonio, como laico”, sostuvo.
Mientras que Jonathan de Jesús y de la Madre de Dios (Pedroza) fue cautivado con la historia de vida de San Juan de La Cruz, movido por la oración y la entrega desinteresada con lo más pobres. A pesar que antes de su acercamiento a los asuntos del Padre, “iba obligado a la misa”, hoy es uno de los teólogos que próximamente recibirá la ordenación como sacerdote.
Gracias al servicio que prestó en uno de los ministerios o apostolado en una de las parroquias de Puerto Cabello, su ciudad natal, fue como empezó a sentir la vocación que hoy por hoy lo motiva a culminar los dos últimos años de estudios en al congregación.
La mística es Cristo mismo
Mientras tanto, el fray Alonzo de Nuestra Señora de la Fe, proveniente de Costa Rica, retomando la formación que aportan a través de las escuelas de espiritualidad para laicos, indicó que abordan temas como la mística y teología espiritual.
“La mística no es caminar por las nubes, es tener bien puestos los pies en la tierra y saber que debemos imitar a Cristo en cada una de sus virtudes. La mística es la presencia de Jesús y la viviremos a plenitud siempre que nuestra vida esté abierta a la oración, meditación, caridad”.
Explicó que muchas personas tergiversan el término y basan la mística en supersticiones, supuestas inspiraciones y otras ideas apartadas de la fe, alejadas de las enseñanzas de la Iglesia instituida por Jesucristo.
Fotos: Daniel Arrieta