Protestar en la calle no es desestabilizar. Desestabilizar es violarse a la Constitución y prostituirla en un burdel de viejos en La Habana. Ante el golpe de Estado, lo apenas lógico hubiese sido que las calles se desbordaran de manifestantes. Normal sería quelos dirigentes convocasen paros, marchas, concentraciones y boicots. Nada de eso ocurrió en Venezuela porque somos un país atrapado entre el miedo y la avaricia. Ningún pueblo, sino uno muy íntimamente oprimido y corroído, soportaría la dominación de un gobierno decrépito y paupérrimo como el cubano. Ninguna nación toleraría que gobierno y oposición hicieran votos en la Asamblea Nacional por la salud de un dictador que prefirió morir en tierra extranjera, para que no lo persiguieran los fantasmas de aquellos a los que torturó en las cárceles.
Eso de “exigirle a Maduro que gobierne” no es cosa de gente seria. Qué tristeza tan grande ver que luego de tantos años de lucha, de tanta gente exiliada o presa por la democracia, el líder de la oposición tome una postura tan incongruente. Quien no tenga sentido de la historia no podrá liberar al país ¿Cómo pretendes, Henrique, que te reconozcan una eventual victoria electoral si violar la Constitución en tus narices no tiene ninguna consecuencia? ¿Por qué pensar que quienes hoy dan un golpe de Estado serán incapaces de falsear una elecciones mañana? Yo no te entiendo hermano y, de todo corazón, me gustaría entenderte.
Menos mal que hay estudiantes con sangre en las venas. También agradezco que algunos líderes como María Corina, Leopoldo o Blanca Mármol hayan escapado de la deshonestidad intelectual de quienes condenan la existencia de un golpe de Estado y, al mismo tiempo, oran por la salud de su autor. De quienes denuncian la usurpación del poder pero piden al pueblo respetar a unas instituciones que son cómplices y beneficiarias de la misma. Si no fuese por esta gente juraría que ya no queda nada de mi país, porque tanta mansedumbre no es venezolana.
@yongoicoechea
