“Cuando no es la delincuencia es la policía que acaba con nosotros”. Estas fueron las palabras de uno de los familiares de David García Pernalete (22) y Johan José Pérez Guédez (25), quienes murieron la noche del miércoles en El Tocuyo, municipio Morán, tras ser impactados por una unidad policial.
Gran conmoción existe entre habitantes de la población de El Tocuyo. Familiares, amigos y hasta desconocidos aseguraban que los jóvenes que murieron en la calle 18, entre carreras 4 y 5 de la urbanización Pío Tamayo, eran personas inocentes, que murieron en manos de unos funcionarios policiales.
Gran impacto
García Pernalete, residente de la calle 22 entre carreras 6 y 7 de la urbanización Corpahuaico, era el menor de dos hermanos y desde la adolescencia aprendió el oficio de la mecánica con el cual se ganaba la vida.
La noche del miércoles su amigo Pérez Guédez, quien es el sexto de ocho hermanos y desde hace tres años tiene un puesto de comida rápida en la urbanización Corpahuaico, le pidió la cola para su casa en la carrera 1 con calle 17 del sector El Calvario, en vista de que su moto estaba dañada.
El mecánico le pidió a su primo la moto prestada; era una Jaguar amarilla y la misma fue manejada por Pérez Guédez. Los jóvenes transitaban por la calle 5 cuando se consiguieron con la unidad 1136, tipo cava, que según testigos iba a una velocidad de 100 kilómetros y al cruzar se topó con los muchachos, llevándoselos por delante. La patrulla los impactó, los arrastró 15 metros, pegó contra una pared y tumbó un poste de Cantv y a su vez se cayó un cable de alta tensión que impactó en la humanidad de Pérez Guédez, electrocutándolo y causándole quemaduras en su cara, brazos y gran parte del cuerpo. García Pernalete, que iba de parrillero y hasta en short, franela y chancletas, salió expelido de la moto y estrelló su cabeza contra el pavimento, presentando fractura craneoencefálica.
Los vecinos relataron que al escuchar el golpe salieron para ver qué pasaba y vieron a Pérez Guédez tirado a dos metros de la moto. Su cuerpo estaba prendido en candela, y a seis metros del cuerpo del joven se encontraba García Pernalete, quien aún agonizaba.
La unidad patrullera supuestamente era manejada por una mujer y hasta la palanca de las velocidades se le cayó con el impacto. En ella presuntamente iban tres funcionarios que optaron por irse del sitio del suceso.
Al cabo de un rato llegó refuerzo policial al lugar y fue cuando se enteraron de que las unidades andaban por la zona, porque estaban haciendo una persecución a unos delincuentes y fue en medio del patrullaje de la unidad 1136 que le prestaría apoyo a sus otros compañeros y se topó con estos jóvenes, relató Yolimar Pérez, hermana del comerciante.
Seres queridos de ambas víctimas esperaban la llegada del Cicpc, pero autoridades policiales indicaron que se trataba de un accidente de tránsito y los familiares de los jóvenes a la 1 de la madrugada decidieron trasladar por su cuenta a los fallecidos al Hospital Egidio Montesinos, de El Tocuyo. Sin embargo el levantamiento de los vehículos no se hizo sino hasta las 6 de la mañana del día de ayer.
No eran delincuentes
Yolimar Pérez, al igual que otros familiares que no quisieron identificarse, aseguran que los jóvenes eran unas personas sanas, trabajadoras, eran amigos e incluso con la muerte del comerciante queda un bebé huérfano de cinco años.
Comentan que el mecánico tenía su taller en casa de su familiar, mientras el dueño del kiosco de comida rápida acostumbraba abrir a las 6 de la tarde y cerraba a las 11 de la noche.
Aseguraron que los policías pretendieron hacer ver que se trataba de un enfrentamiento, pero se trasladarán hasta el Ministerio Público para que el caso sea estudiado y se haga justicia por los muchachos. Además piden una supervisión para el Centro de Coordinación Policial de Morán.
Investigaciones en proceso
Efectivos de Tránsito Terrestre de Morán indicaron que apenas comenzaban las averiguaciones del caso y los informes serían enviados al Ministerio Público quienes se encargarán de establecer las responsabilidades sobre el siniestro.
Fotos: Simón Alberto Orellana