Viva la esperanza, viva el amor. La Virgen María, era la señal que tres millones de peregrinos esperaban para retomar el camino de la fe.
Los cantos de alabanzas, previo a la misa de envío, pusieron en sintonía a corazones marianos que esperaban con alegría entrar en presencia de la Dulce Madre y adorar al Niño que lleva en sus brazos.
A las 9:12 de la mañana, María-Nueva Jerusalén, cruzó el arco del pueblo de Santa Rosa y marcó al instante la ruta de fe a la Iglesia peregrina.
Del éxodo, representado en situaciones adversas que oprimen al pueblo de Dios, los peregrinos avanzaron hacia la tierra prometida, cristalizada en la consolación y renovación de fuerzas. Con gozo y confianza en la misericordia del Altísimo, devotos emprendieron viaje a la Catedral Metropolitana en compañía de la Predilecta del Padre, quien transformó la ruta de 7 kilómetros y medio, en un oasis donde la Iglesia de Cristo, que es una, santa y apostólica, consiguió tregua ante angustias, preocupaciones, dolores.
También un recorrido para fortalecer la fraternidad entre quienes comulgan con los valores cristianos católicos.
La fe se fortalece dándola
Este 14 de enero, una vez más la Virgen Madre estableció un vínculo inquebrantable entre la Iglesia Triunfante-Celestial, y la terrenal.
En tanto, por primera vez, los frutos del sacramento eucarístico lograron reanimar el espíritu de al menos un millón y medio de fieles, quines formaron un río de amor mariano, a lo largo de la Av. Lara.
En este sentido, la ubicación de la tarima principal en el arco de Santa Rosa, atinó al centro de la diana, y gran porcentaje de peregrinos lograron recibir la indulgencia por parte de monseñor López Castillo.
A las 11:11 de la mañana, en hombros de al menos 20 cargadores, el nicho de la Bienaventurada viró hacia el oeste, con destino a 52 parroquias, 3 iglesias filiales, 1 vicaría; la multitud entonó con potente voz el “Oh Piadosa y amante Pastora, de la almas dulcísimo amor, oye el himno que cantan señora los que te aman con santo fervor”.
Muchos con ojos aguarapados daban gracias a María y con gestos sinceros de respeto y devoción, compartían con el vecino su testimonio de vida, y como la fe se fortalece dándola, muchos se incorporaron al rezo y canto de grupos parroquiales.
Son tres millones de personas que una vez iniciada la procesión, dieron la espalda a la aflicción y abrieron paso al Año de la Fe.
Día festivo para la Arquidiócesis
“Divina Pastora, únenos y comprométenos en la fe”, lema presentado por la Arquidiócesis de Barquisimeto para celebrar el decreto papal: Año de la Fe.
Este lunes los fieles celebraron la visita 157 de la Excelsa Patrona a Barquisimeto, capital espiritual de Venezuela, y también festejó el anuncio del Año Jubilar por el 150º aniversario de la Arquidiócesis de Barquisimeto y el 44º de la apertura de la Catedral Metropolitana.
“María está pasando por aquí y cuando ella pasa todo se transforma, se va la tristeza y llega la alegría.
Viva María la inmaculada, la vencedora de todo mal, en este encuentro hay una nube que al cielo sube con la oración.
María y los doce amigos de Jesús oraban y oraban sin cesar, para alcanzar la gracia de Dios y fuerzas para trabajar. Junto a ti María como un niño quiero estar, tómame en tus brazos guíame en mi caminar, quiero que me eduques que me enseñes a rezar, hazme transparente, lléname de paz”.
Así cantaban locales y visitantes a las 11:45 de la mañana, mientras daban pasos firmes en fe camino a la plaza Macario Yépez.
Nostalgia de santarroseños
El coro que amenizó la misa de envío, forma parte del grupo de servidores del santuario de Santa Rosa de Lima.
Cuando ya la imagen sagrada había emprendido camino, una de las solistas tomó el micrófono y dijo: “Aquí te esperamos Divina Pastora, te esperamos cuando regreses en marzo”.
En efecto, el sábado 23 de marzo, antes del Domingo de Ramos, la Virgen regresa a su morada. Cada 14 de enero, los santarroseños con amabilidad y desprendimiento, entregan en hombros a la dueña de casa, y esperan con ansias el regreso de la Dulce Madre.
Año de la fe
Inició formalmente el Año de la FE en la Arquidiócesis de Barquisimeto. La Divina Pastora, vestida de color oro, representa el sentir de la Iglesia universal con un traje icono por el decreto papal.
La procesión, conformada por seminaristas, sacerdotes, religiosas y arzobispado, desde el santuario hasta el arco del pueblo santarroseño, fue un acto solemne que mostró destellos de la riqueza litúrgica de la Iglesia católica.
En tanto, el 7 de marzo arranca el Año Jubilar por el 150º aniversario de la Arquidiócesis, y la renovación pastoral llegará a todas la parroquias con la programación de actividades, convivencias, talleres y encuentros con monseñor López Castillo, máxima autoridad eclesiástica en la región.
“Estamos de júbilo, estamos llenos de gozo. Este año estará lleno de bendiciones”, dijo.
