Alguien alguna vez ha recibido en un estadio un golpe en la cabeza y al voltear para identificar al responsable no logra enterarse de quien es, porque todo el público está atento a lo que sucede en el campo y el perpetrador sabe camuflarse y disimular entre la gente.
Son pocos los jugadores y muchos los espectadores, y entre tanto desconocido no logras enfocarte en quien realmente te ha quitado la tranquilidad.
Eventualmente un desconocido o desconocida podría causarte un daño, pero solo es así, excepcionalmente.
Cuando te arrebatan algo preciado, buscas al responsable entre extraños y ni por un minúsculo momento llegas a pensar que alguien muy cercano a ti es quien ha tejido el entramado para sorprender tu buena fe, porque tus afectos hacia esa persona o personas han alterado tu brújula , sin saber a ciencia cierta donde dirigirte para capturar a los responsables.
El caso es que, cuando adoptas a alguien en tu mente y en tu corazón como digno o digna de tu confianza, a veces te deslizas en un abismo y te niegas ver la luz; tornándote vulnerable porque como cachorro desprevenido te expones y jamás esperarías una celada.
Más de uno ha sido atracado en una emboscada llevado o llevada por un “amigo” sin detectar al enemigo oculto. Y esto es aplicable a cualquier ámbito y en cualquier esfera, donde el hombre o la mujer perversos persiguen corromper la pureza o ambicionan lo que otro u otra ha obtenido con esfuerzo propio.
Desesperadamente el incauto busca apoyo o comprensión en el “infiltrado o la infiltrada” y sigue suministrando información relevante con la que piensa se esclarecerán los hechos, sin saber que se autoperjudica y le permite al malhechor elaborar su coartada.
Recordemos la expresión de Nuestro Señor Jesucristo cuando encomendó a los discípulos a divulgar la buena nueva; “fijaos que los he enviado como ovejas en medio de lobos, por lo que deberéis ser astutos como serpientes y mansos como palomas”.
Si bien debemos conservar bondad en nuestras mentes y corazones, igualmente no podemos descuidarnos ante el arte del engaño.
Por lo general no es un extraño quien maneja tu información confidencial, sino alguien a quien tu inocentemente le has permitido saber de ti y de tus cosas; que está al tanto de tus hábitos y ha estudiado tus costumbres, conoce de tus debilidades y espera el momento más propicio para atacar. Persigue arrebatarte la tranquilidad y tú le has permitido conocer tu realidad o parte importante de ella. La que habrías debido cuidar celosamente.
Nuevamente es menester recordar las enseñanzas del Maestro, “maldito el hombre que confía en otro hombre y no en la palabra de Nuestro Señor Jesucristo”.
#Opinión: ¿Un desconocido en el estadio? Por: Crisanto Gregorio Leon
-
- Publicidad -
- Publicidad -
Más leido hoy
VIDEO | Alianza de Campus France con universidades de Barquisimeto ofrece oportunidades de estudio en Francia #14Nov
La agencia francesa para la promoción de la educación, Campus France presentó en Barquisimeto las oportunidades de estudios que ofrece.
- Publicidad -
Debes leer
Academia Mundial de Ciencias otorga reconocimiento al venezolano Jon Paul Rodríguez por su contribución científica #14Nov
El Dr. Jon Paul Rodríguez, presidente de la ONG ambientalista Provita, recibió de la Academia Mundial de Ciencias (TWAS, por sus siglas en inglés) ha otorgado el prestigioso Premio TWAS 2024 en reconocimiento a su excepcional contribución a la conservación de la biodiversidad y a la formulación de políticas ambientales basadas en evidencia para proteger especies y ecosistemas en riesgo a nivel mundial.
- Publicidad -
- Publicidad -