La gran certeza del país en este momento es que prevalece la incertidumbre. La enfermedad del presidente, la situación interna en cada fuerza política, las medidas económicas necesarias que no terminan de llegar, son algunas de las dudas que se ciernen sobre el porvenir de todos los venezolanos. Las especulaciones sustituyen la realidad, y esto en un pueblo acostumbrado al cuento y la magia puede desencadenar en cualquier historia, real o ficticia. El hecho concreto es que en general predecir los eventos próximos entra en el plano de la especulación.
A partir de lo anterior tal vez lo más sano sea hacerse algunas interrogantes, como por ejemplo a qué se debe la postergación de la toma de posesión del presidente electo, ¿esto se debe a la certeza que se tiene sobre su recuperación o es una acción para ganar tiempo mientras se organiza la transición?, mientras esto ocurre ¿quién gobierna el país?, en teoría es el Vicepresidente, siendo esto así ¿el ejecutivo nacional estaría a partir de este momento dentro del período constitucional anterior o el nuevo?, ahora bien, ¿si se trata del período anterior hasta cuándo se puede alargar, si es el nuevo período no debería asumir el presidente de la Asamblea Nacional?, y la pregunta que probablemente abarca las anteriores y mas, ¿cuánto tiempo puede continuar el país en esta situación?
Frente al silencio, o el gran desacuerdo que hay sobre la situación actual que ha desencadenado en un diálogo de sordos, aparentemente solo queda esperar. Es esta la posición que parece estar dominando en una sociedad realmente cansada de la confrontación, que se ha sentado a observar mientras los “demás” se ponen de acuerdo. Como si se tratara de una telenovela se espera el nuevo capítulo, que trae por cierto no una sino varias historias entretejidas.
La espera deja en manos de otros el futuro propio, acto providencial muy natural en estas latitudes. La confianza se deposita en este caso en quienes son protagonistas del momento que actualmente se vive, y sobre ellos descansa hoy (y para el futuro) la responsabilidad de cómo termine esta historia.
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