Hoy Judá es Barquisimeto, porque la Virgen María, en la advocación de Divina Pastora, vino a la ciudad para servir al prójimo como lo hizo con su pariente. “Por entonces María tomó su decisión y se fue, sin más demora, a una ciudad ubicada en los cerros de Judá.
Entró a la casa de Zacarías y saludó a Isabel”, relata Lucas en el Evangelio, capítulo 1, versículos 39-40.
A las 5.00 de la tarde, llegó la Pastora de las Almas, a la Catedral, luego del recorrido de 7 kilómetros y medio donde lo único importante fue encontrarse con Dios, de la mano con la Madre.
El arzobispo de Guanare, monseñor José de la Trinidad Valera Angulo, presidió la eucaristía final donde estuvo el resto del clero local y foráneo.
Destacó durante su homilía la oración, como vía perfecta para amar al Padre y, al mismo tiempo, recibir de Él las bendiciones que llenan de gozo la vida de los cristianos. Aprovechó la ocasión para comparar las bondades de la Bienaventurada con nuestras madres venezolanas.
Luchadoras, emprendedoras y con la siempre disposición de servir a los demás, empezando por el propio hogar; seguidamente enalteció el éxito de jóvenes deportistas, músicos y profesionales de la medicina, orgullo de Venezuela, por el talento que demuestran dentro y fuera de nuestras fronteras.
Al final de sus palabras, monseñor Valera, mencionó a los santos: Madre María de San José, la Madre Candelaria y al doctor José Gregorio Hernández, este último santo desde siempre en el corazón de los venezolanos pero falta que la Iglesia lo eleve a los altares formalmente y justamente en la procesión 157 de la Divina Pastora, fue una de la peticiones: la pronta beatificación del médico de los pobres.
Confianza en su mediación
El ministerio de música de la parroquia San José Obrero, con sede en el oeste de la ciudad, fue el encargado de amenizar la eucaristía.
Cantos de alabanzas a Dios y de veneración a la Madre fueron entonados por los jóvenes.
Al mismo tiempo y, en los alrededores del templo, podía verse la actitud piadosa de los devotos que seguían elevando sus oraciones a la Excelsa Patrona, a fin de obtener ese favor o gracia tan especial para seguir adelante.
Las personas de la tercera edad, discapacitados y embarazadas, pese a las adversidades, provocadas por la excesiva presencia militar, contaron con un espacio especial dentro del patio de la iglesia central, que les evitaran molestias en sus condiciones físicas y esa iniciativa ganó la admiración de los presentes.
El cielo se iluminó
Al final de la santa misa, como es costumbre cada 14 de enero, resplandecieron en el cielo los fuegos artificiales donados por una empresa pirotécnica y también como regalo de las autoridades locales. Se trató de un espectáculo que agradó a todos los asistentes a la procesión y sirvió como homenaje a la llena de gracia.
Lo que también iluminó el cielo, fueron las nuevas enmiendas de los pecados y nuevos propósitos de sus hijos espirituales, quienes abrazados al amor de María Santísima, desean encaminarse al servicio de Dios y del prójimo.
Hoy a las 7.30 de la mañana, inician las eucaristías ofrecidas por intenciones especiales de la Iglesia e instituciones públicas, la programación mariana se extenderá hasta el jueves 17.
«La misa es del pueblo»
Indignación sintió el padre Ángel Castillo, párroco de la Catedral de Barquisimeto y con él, los devotos que criticaron la excesiva presencia militar durante los preparativos de la misa en esa parroquia. Primero, trataron de impedir la colocación de las sillas para enfermos y discapacitados.
Luego y, después de la queja pública del sacerdote, ordenaron que entraran todas las personas, cuando los espacios del patio están reservados a los feligreses de condiciones físicas especiales.
El gobernador Henri Falcón, repudió estos hechos, así como los demás abusos cometidos durante la manifestación mariana. “La Iglesia es la única que decide en los asuntos de Dios”, declaró, exigiendo respeto. Una mujer desesperada perturbó al exigirle al celebrante que rogara por la salud del Presidente. Fue detenida.
Fotos: Emanuele Sorge