La fe, la fraternidad y el servicio son las tres premisas sobre las cuales se sustenta la filosofía de vida de quienes pertenecen a la familia que, hace 100 años, comenzó a consolidar Juan Bautista De La Salle, ese cristiano francés que se propuso sembrar valores invaluables en la sociedad venezolana, a través de la educación.
Esta doctrina corre con fuerza por las venas de cuantos forman parte de la gran comunidad lasallista que este año estrechará aún más sus lazos para recordar el centenario de la materalización del sueño de este “hermano de hermanos”.
Ya han pasado 100 años desde que se fundó el emblemático Colegio de La Salle, protagonista de los procesos de cambio educativos e ideológicos gestados en Barquisimeto, donde esparció las primeras semillas de progreso académico, y en otros estados del país.
La fiesta aniversaria inició ayer, cuando se ofició una emotiva misa de acción de gracias, en la cual se congregaron el personal docente y administrativo, obreros, alumnos y ex-alumnos.
Sobre los hombros del padre José Fidel Torres, de la Compañía de Jesús, reposó la honorable responsabilidad de oficiarla.
El acto litúrgico, celebrado en la capilla del colegio y pautado a las 9 de la mañana, inició con la monición de entrada pronunciada por Antonio Constantino, presidente de la Asociación de Antiguos Alumnos del Colegio La Salle de Barquisimeto.
Culminadas sus palabras, los integrantes de la Camerata Larense entonaron el canto de entrada All creatures of our God ang King, de German Hymn Tune, con arreglos de Mack Wilberg.
En los rostros vivaces de estos músicos quedaba impreso el profundo amor que sienten por la música y el agrado de rendir este tributo a uno de los colegios más longevos del país.
Los contrastes entre las voces masculinas y femeninas lograron conmover a los presentes.
Interpretaron magistralmente el canto Señor, ten piedad, con Kyrie, de Antonio Lotti; y Gloria, de John Rutter, antes de la liturgia de la palabra.
Después de que varios lasallistas leyeran el capítulo 42 de Isaías (Primera lectura); Salmo Responsorial 29 (Te alabamos, Señor) y la segunda lectura con Hechos de los Apóstoles, capítulo 10; el presbítero predicó, basado en el evangelio de San Lucas, sobre la importancia del bautismo de Jesús y cómo renovó la fe de los hombres, invitándonos a amar y servir al prójimo.
“Hoy la voz de Dios nos invita a seguir siendo sus discípulos y, especialmente a quienes forman parte de la familia lasallista, nos convoca a contemplar un horizonte para desarrollarnos como seres humanos, a mirar con los ojos de la fe y a atribuirlo todo a Dios”, dijo.
Recordó que, a lo largo de 100 años, el Colegio La Salle ha echado raíces en toda Venezuela, capacitando a hombres y mujeres excepcionales en los ámbitos académico, científico, artístico, entre muchos otros; y formando familias ejemplares con padres que aman a sus hijos.
“Que Dios conserve el espírtu emprendedor de los hermanos y alumnos de esta institución”, expresó al culminar su homilía.
De inmediato, la Orquesta y la Camerata, bajo la batuta de Libia Gómez, interpretaron para el ofertorio Ave Verum Corpus, de W.A. Mozart.
Varios miembros del apostolado de hermanos hicieron unas sentidas peticiones, enfatizando la importancia de la consolidación de los movimientos de jóvenes por la fe cristiana en el país.
Los músicos a la coral cantaron el Santo Magnificat 5º Movimiento, de Johann Sebastian Bach, con una voz masculina principal.
El padre Torres invitó a todos los lasallistas a tomarse de las manos para rezar el Padre Nuestro, oración que estuvo precedida por una hermosa interpretación orquestal.
Se produjo la consagración y luego de un prolongado y fraternal abrazo de paz, el coro interpretó la pieza en alusión al Cordero de Dios, titulada Agnus Dei, de Antonio Lotti.
Mientras la comunidad lasallista comulgó (en varias filas), se escuchaban la Salve Regina, de Josep Vila Cassanas (1966) y el Ave María, de John Rutter.
Orgullo celestial
La directora del Colegio La Salle, Ana Leida Palma, fue la encargada de emitir el discurso de clausura de la eucaristía.
Emitió palabras de agradecimiento a las agrupaciones musicales que colmaron de solemnidad la misa, a los ex-alumnos y estudiantes actuales, así como a sus padres; a los trabajadores de la institución y a cuantos están apostando, no sólo por el éxito de las actividades conmemorativas programadas para este año, sino también por el fortalecimiento futuro de esta institución, baluarte de Lara, patrimonio cultural invaluable.
“Es una celebración muy significativa. Los hermanos que están en el cielo seguramente se sentirán felices de ver que la obra emprendida por Juan Bautista De La Salle ha echado sus frutos”, dijo orgullosa.
La pieza de cierre ejecutada fue Aleluia, de G.F. Handel.
Libia Gómez le confirió la batuta a Alfredo D’Addona, director titular de la Orquesta Sinfónica Juvenil de Lara, para que dirigiera esta pieza. Y lo hizo de manera intachable.
Los lasallistas se unieron en una sola voz para entonar el himno del colegio, cuya letra nunca podría borrarse de sus memorias.
Semilla sembrada en buena tierra
El ex presidente de la Asociación Venezolana de Escuelas Católicas (AVEC), Anton Marquiegui, es actualmente “hermano visitador”, una figura creada para acompañar a los centros educativos y comunidades de hermanos del país con miras a fortalecer el movimiento cristiano y la plataforma formativa.
Respecto al aniversario de La Salle, esta autoridad académico-religiosa aseveró que esta semilla ha sido sembrada en buena tierra porque “todo lasallista es seguidor del cristianismo, un ser honesto, existoso y unido a las comunidades” y catalogó como importantes los cambios impulsados por esta institución, partiendo de la premisa según la cual la educación católica hace un gran aporte democratizador en Venezuela.
Ve con beneplácito que seis jóvenes hayan declarado su deseo de convertirse en “hermanos”.
“Formarán parte de la nueva generación de educadores cristianos del país. En la actualidad estamos trabajando activamente 26 hermanos en todo el territorio nacional. Llevamos 10 obras educativas y acompañamos al Colegio La Salle”, precisó.
Todos unidos
Un profundo sentimiento de orgullo compartieron los integrantes de esta familia.
Los docentes vieron con regocijo la manera cómo la convocatoria fue atendida masivamente. A las 9 en punto la capilla estaba repleta.
Los alumnos actuales presenciaron una misa cargada de sentimiento, que rompió los convencionalismos, y que les da una idea del cariño con el que se organizan las venideras actividades conmemorativas del primer centenario de su colegio. Ya hay expectación.
Y los ex-alumnos atesoraron la oportunidad de reencontrarse con sus antiguos compañeros de estudio, sus docentes y con los hermanos.
Después de la misa, el patio central se convirtió en un espacio para contar anécdotas y compartir recuerdos.
Fotos: Ricardo Marapacuto
