Ante el deficiente trabajo que presta el Instituto de Servicios Públicos de Palavecino, algunas personas, incluyendo funcionarios, han convertido el Valle de Guamacire en una sucursal de Pavia y por ende en un inmenso basurero público.
Como se ha denunciado constantemente, la recolección de la basura en Cabudare y poblaciones vecinas es un completo desastre por lo que muchas personas dejan las bolsas en cualquier parte sin tomar en cuenta los perjuicios que causan a los vecinos de esos sectores.
Ese es el caso de los del Valle de Guamacire, a ambos lados del río, donde los montones de desperdicios representan gigantescos focos de contaminación.
La zona, aun el lado este del río, está en jurisdicción de la parroquia Juares del municipio Iribarren, pero los desperdicios proceden exclusivamente de Palavecino.
“Aquí llegan carros de todo tipo y hasta hemos visto algunos con letreros de la alcaldía de Palavecino dejando los montones de bolsas con desperdicios que nos las dejan como regalo sin pensar que aquí viven familias y muchos niños que se enferman con el aire malo que tienen que respirar”, dijo Angélica Pirela, una vecina.
Exigió al alcalde Richard Coroba o a la alcaldesa Amalia Sáez implementar operativos para retirar esa basura antes de que se desate una epidemia entre las familias que allí residen.
Nemecio Chirinos, otro vecino, estuvo de acuerdo con Pirela al pedir la eliminación de ese basuero público y montar una vigilancia para sancionar a todo aquel que sea sorprendido dejando desperdicios.
Chirinos también exigió, en este caso a la gobernación, construyan un puente sobre el río pues en invierno no pueden pasar hasta El Manzano cuando deben ir a Río Claro.
Como se sabe, el Valle de Guamacire está en jurisdicción de la parroquia Juares y si los residentes no pueden cruzar el río deben ir hasta Cabudare y luego a Barquisimeto para poder llegar a Río Claro.
A eso se agrega que por el mal estado de las vías no cuentan con servicio de transporte público, obligándoles a caminar hasta Agua Viva para poder llegar a Cabudare.
Apenas cuentan, no siempre, con mototaxistas a los que llaman cuando se les presenta la necesidad de salir a la ciudad o en una emergencia.
Igualmente pidió resolver el problema de la falta de agua pues sólo dependen de la que les llega por mangueras desde la montaña, pero en verano pasan muchas penurias para conseguirla, no sólo para el riego sino, incluso, para las labores domésticas, incluyendo para tomar.
Dijo que lo ideal sería que les construyeran un acueducto, con su respectivo tanque en la parte alta para que el agua baje por gravedad hasta sus residencias y se acabe la sequía que viven desde que se mudaron a ese sector.
Otra necesidad de esas familias
es el alumbrado público que es muy deficiente por la falta de lámparas en los postes, planteamiento que han hecho a la alcaldía de Iribarren y a Corpoelec pero sin resultados.
Igualmente agradecerían patrullaje policial o de la Guardia Nacional porque, a pesar de que consideran es una zona sana, nunca faltan los delincuentes procedentes de Cabudare o El Manzano que bajan al valle a cometer fechorías en perjuicio de quienes allí residen.
Fotos: Luis Salazar