Sin tregua
Las inequívocas y contundentes intervenciones de los diputados de la MUD en la Asamblea Nacional ofrecieron al país y también al oficialismo una solución sencilla, que sin violar la Constitución, respetando la situación del Presidente enfermo en lo humano, le preservara la condición de Presidente electo, declarara la ausencia temporal, le extendiera por tres meses prorrogables el permiso para intentar su regreso recuperado. Y entre tanto, cumplir, con el único recurso que permite la Constitución: designar como Presidente encargado al Presidente de la Asamblea Nacional. Como se puede ver, la fórmula, que días antes había sido explicada por el Coordinador de la MUD, Ramón Guillermo Aveledo, cubría todos los aspectos políticos y humanos pero siempre dentro de la Constitución. Y que, posteriormente, habían ratificado también Henrique Capriles y Henri Falcón en rueda de prensa.
Pues bien, más constructivo, imposible. Más respetuoso de lo humano, imposible. Era lo más equilibrado para ofrecer salidas sencillas, no conflictivas a la crisis político-institucional que vive el país. Una salida constitucional pues. Y sin embargo, los diputados oficialistas y los “magistrados” del TSJ no aceptaron la mano tendida sino que se empeñaron en aprobar una flagrante violación a la Constitución, extendiendo ilegalmente el período de gobierno más allá del 10 de enero. ¡Chávez Presidente sin juramentarse! Maduro encargado de la Presidencia de la República sin ser Vicepresidente designado por el nuevo mandatario que sigue enfermo sin dictar actos de gobierno. Un período de gobierno que ya no es de seis años sino más “porque nos da la gana”.
Ahora bien, ¿Por qué tan obcecado empeño en hacer las cosas de un modo que violenta la Constitución y atropella todos los principios legales si existían salidas normales, aceptables, que les garantizaban el respeto al resultado electoral del 7-O, le garantizaba a Chávez no tener presiones, atender a su salud e incluso un hipotético regreso si se recupera?.
El diputado Julio Borges ensayó una respuesta que parece tener mucha pertinencia: “todo es parte de los pleitos internos de la cúpula del Psuv”. Y, ciertamente, hay muchos indicios de eso. Ni los jerarcas del gobierno cubano, ni un sector amplio del cogollo del Psuv quisieran ver a Cabello como Presidente temporal. ¿Qué temieron? ¿Qué les cambiara sus ministros? El diputado Alfonso Marquina ofreció otro dato: el día de la sesión de la Asamblea Nacional – 5 de enero – la sesión sufrió un retraso de dos horas porque en la reunión interna del Psuv no se ponían de acuerdo y al final sacaron al diputado Pedro Carreño – “Cabellista”– de la lista propuesta para la directiva de la Asamblea Nacional y lo sustituyeron por el “madurista” Darío Vivas. Eso y las presiones del gobierno cubano estuvieron siempre en el ambiente.
¿Puede una situación tan delicada como dar un golpe de estado a la Constitución ante la ausencia del Presidente electo, decidirse por los conflictos internos del partido de gobierno en un pacto con los hermanos Castros en la Habana? Es lamentable, vergonzoso e inaceptable. Y todavía tienen el tupé de hablar de “apatridismo”…
Muchos temen, con razón, que esa inconstitucional “extensión del gobierno saliente” en funciones sin juramentarse el Presidente, no sea algo de corta duración, sino que luego quieran dejar a Maduro – que no ha sido electo por el pueblo – como Presidente en lugar de hacer las elecciones que manda la Constitución como lo admitió el propio Chávez la noche del 8 de diciembre. Quizás por eso la advertencia del gobierno de Brasil, porque de esa opción también se habló en la Habana. Advertidos estamos, pues.