El famoso y ya reconocido circo se instaló el 8 de enero a escasos dos días del ten esperado y célebre 10 de enero.
Los actores dieron una gran demostración en su actuación. Una bancada se comportó a la altura del momento, pero la otra hizo gala de su excelente vocabulario en dicha inauguración. Escuché al parlamentario Figueras, decir: “Coño, déjame hablar”, otro lanzó la Constitución como misil, dirigido al parlamentario Borges, rozando la nariz del parlamentario Dávila, mientras usaba su derecho de palabra.
Todo funcionó con gran orden, igualito que en los parlamentos extranjeros. Sinceramente me dio mucha vergüenza que estas cosas se vean en el extranjero. ¿Qué opinión se formarán de nosotros? Recuerdo cómo se vestían los congregantes de la época, a veces hasta de paltó levita o frak, dependiendo de que la ocasión lo ameritase.
Pero lo que sí es cierto es que el circo tiene una jefa, que tiene todo muy bien redactado para su actuación y es la Constitución de la Republica de Venezuela. No hay interpretación, lo que hay es hacerla cumplir y punto. Ahora yo hago unas preguntas: ¿Qué pasaría si ante tanta discrepancia el Presidente llega?, ¿y si no llega? ¿Cómo reaccionaria el circo ante una posible invasión? ¿Tenemos o no a los cubanos metidos hasta en los huecos del gobierno?, ¿están o no mandando por debajo de cuerda, en Venezuela?
Para terminar, la rueda de prensa del TSJ me dejó en el sitio. La Constitución se interpretó a su manera y el Presidente tiene toda la vida para presentarse y juramentarse cuando quiera y donde quiera.
Recuerdo que cuando ese tribunal se juramentó, todos al unísono gritaron: “Patria, socialismo o muerte“ y recuerdo también cuando en el año 1999 el Presidente electo se juramentó y dijo: “Patria, socialismo o muerte, lo juro».
Señores desde lo profundo de mi ser, yo escojo la patria, ustedes, quédense con el resto.
