La población venezolana no sabe lo que podría pasar en las próximas horas, ni lo que habrá de suceder en los próximos días. “¿Qué sabes tú?, se preguntan unos a otros. Nos domina la incertidumbre, porque estamos viviendo momentos inciertos y difíciles. Todo gira alrededor de la salud del Presidente de la República, pero al mismo tiempo nadie sabe cómo actuar, ni los que mantienen el deseo de aferrarse al poder, ni los que hacen oposición al gobierno constituido. Pero lo más grave es que el gobierno por constituir, tampoco se sabe cómo será, porque hay ausencia del Presidente electo, decisiones confusas en la institucionalidad y dudas sobre si está vivo el Estado de Derecho.
Una desconocida cúpula con acento cubano, le impuso a Venezuela una decisión para resolver el problema de la ausencia del Presidente de la República. La Constitución venezolana establece que el Presidente electo por voluntad popular, se juramenta y toma posesión del cargo el 10 (jueves) de este mes, bien sea en la Asamblea Nacional o en el Tribunal Supremo de Justicia. La cúpula no tenía interés en que el Presidente de la Asamblea Nacional asumiera el cargo en ausencia del Presidente electo y acordó ratificarlo en la Presidencia del máximo organismo legislativo, a cambio de que aceptara el anuncio de que “por ahora” no se encargaría de la Presidencia de la República. “El Presidente seguirá siendo Chávez”, dijo él mismo.
El interés de la cúpula desconocida es que el Vicepresidente de la República, continúe al frente de la Presidencia, pero en este enredo los venezolanos se preguntan ahora: “¿y entonces, quién lo designa como encargado, si el electo no ha podido ni juramentarse ni tomar posesión? Igualmente es necesario ratificar o sustituir en sus cargos a los ministros que integran el gabinete del pasado gobierno (anterior al 10 de enero inclusive). En el enredo nadie conoce si a partir de este jueves es válida o no la actuación del gabinete ministerial, tanto para los compromisos nacionales como internacionales.
El Presidente electo, antes de viajar para someterse a una operación en Cuba, dejó claro lo que había que hacer. El enredo lo formaron ahora.
Muchos argumentan que es un problema jurídico y que es necesario apegarse a la Ley, otros hablan de la ilegalidad de los actos, pero la verdad verdadera es que este es un problema político que puede tener consecuencias graves para la nación. La cúpula desconocida conoce del enfrentamiento entre las facciones del oficialismo y posiblemente teme que se le escape de las manos el poder y por eso hizo lo que hizo, pero el enredo ahora es mayor. No se sabe la capacidad que hay en el oficialismo para contener las aguas y menos la capacidad que pueda haber para que corran por un mismo cauce y que no se desborde el caudal.
Tengamos confianza. Desenredar el asunto no será fácil, pero se puede encontrar un equilibrio para seguir adelante. Hay esperanzas de que el Presidente electo regrese, no para retomar con fuerza el activismo político, sino para intentar apaciguar los ánimos desde su habitación. El tiempo que él requiere, ojalá y sea el mismo tiempo que las pasiones aguanten. Lo que si se hace necesario y urgente es enfrentar a la cúpula desconocida que por tantas ansias de poder y tanta necesidad que tiene para subsistir, nos haga perder la soberanía. Para enfrentarla, la patria nos necesita a todos los venezolanos. Venezuela es nuestra, ni se vende ni se compra. ¡Entendámoslo! para desenredar el rollo.