Rubén Ernesto Soto Colmenárez (24) fue asesinado en la quebrada entre el caserío La Costa y Rincón del Guardia, en San Miguel, municipio Jiménez. Su muerte fue anunciada a su madre a través de una llamada anónima.
El mayor de seis hermanos, padre de una niña de tres años, residente del barrio La Municipal de Barquisimeto, fue visto por su abuela la mañana del lunes. Su hermana se lo encontró a las 5 de la tarde de ese mismo día e iba a visitar a su madre en la población de Quíbor. Fue la persona que lo vio por última vez con vida.
Soto Colmenárez, desde sus 14 años, comenzó a trabajar en los mercados vendiendo hortalizas, lo hacía en compañía de un señor, adquirían la mercancía y se instalaban en los mercados al oeste de la ciudad. Islen Soto comenta que a su hermano no le conocieron enemigos. No tenía problemas, por ello le extraña lo sucedido.
Entre lágrimas cuentan sus seres queridos que todo el día del martes lo buscaron en casa de los familiares y amigos, en centros asistenciales y nunca lo encontraron. No fue sino hasta las 11 de la noche que su madre recibió la llamada telefónica. Fue una persona que no quiso identificarse, sólo le dijo que buscara a su hijo en una quebrada en San Miguel que estaba muerto.
A esa hora la dama salió desesperada a buscar a su muchacho y no fue sino hasta las 2 de la madrugada que dio con él. Su cuerpo estaba tendido boca arriba sin vida y presentó varios impactos en sus piernas. Al parecer los criminales le dieron en esa zona con la intención de que no se moviera y se desangrara. En horas de la mañana de ayer fue que la policía recibió el reporte de lo sucedido y tras un rastreo por la zona, a 800 metros más adelante de donde estaba el cuerpo, localizaron una camioneta abandonada, una Ford D-150 marrón con beige, signada con las placas 21N DAC.
No estaban las llaves, sólo una gorra dentro del vehículo. No había evidencias de sangre, pero se presume que la camioneta guarda relación con el crimen o que la misma fue usada para trasportar a Soto Colmenárez hasta el lugar. La camioneta no estaba solicitada, pero creen que se la habían robado y tal vez su dueño como ocurre en muchas ocasiones no había colocado la denuncia.
Sobre la posible causa del homicidio apenas las investigaciones comienzan, pero en medio de todo surgió un dato curioso: este joven vive en las adyacencias de donde fue ultimado el Guardia Nacional y posteriormente el Polilara, así mismo se conoce que es la cuarta persona de La Municipal en ser asesinada. Aparte de los dos efectivos, el jueves pasado se localizó en Guacabra el cuerpo de una persona que fue torturada y residía por esa misma zona. Quedará de parte del Eje Contra Homicidios determinar si esas muertes guardan algún tipo de relación.
Fotos: Ángel Zambrano
