El hampa ha obligado a los habitantes de la urbanización Patarata a encerrarse tras rejas. Aunque la zona fue considerada como tranquila por más de tres décadas, sus residentes aseguran que desde los últimos ocho años la delincuencia se ha desbordado en el sector.
La soledad, según dicen sus vecinos, es uno de los factores que favorece a la delincuencia para operar. “Estas calles son muy solas a cualquier hora del día, por eso los ladrones entran, encañonan a sus víctimas y luego se van como si nada, es lamentable, pero ellos saben que por aquí no los van a agarrar porque no pasa la policía”, comenta Lourdes Rebolledo, quien tiene un alquiler de teléfonos en el sector II.
Rebolledo, dice que lleva cinco años trabajando en la zona y ha tenido que cambiarse de esquina porque la han atracado en dos oportunidades. “Dos veces me han encañonado para quitarme el dinero que me gano en el día y los tres celulares con los cuales trabajo, que son sencillos. La última vez me pusieron una pistola en la cabeza y también robaron a otras tres personas que estaban en ese momento ahí”.
Para Isabel López, quien vive y tiene una bodega en el lugar desde hace más de 20 años, el mayor problema es la inseguridad. Su casa está ubicada justo al lado de la quebrada El Bocoy, en la avenida Andrés Eloy Blanco del sector II. Comenta que después de las 5:00 de la tarde lo mejor es encerrarse cada quien en su casa, porque los asaltantes que llegan de otras barriadas andan al asecho. “Ya esa hora los ladrones andan en las calles y si encuentran a cualquiera le ponen un arma en la cabeza y le quitan todo”.
Preocupada, López dice que los ladrones se esconden entre la maleza que abunda en la quebrada El Bocoy y cuando pasa la gente o se para un carro corren hasta ellos y los encañonan. “Esto está muy peligroso y la policía no patrulla por acá, ni siquiera cuando uno los llama aparecen”.
Mientras despacha a uno que otro cliente a través de una pequeña ventana enrejada dice por allí lo que roban más es carros. “Los robos de vehículos son casi a diario, ellos interceptan a la gente cuando están llegando a sus viviendas o cuando salen. A mi hija le robaron la camioneta cuando estaba saliendo de mi casa aquí en la esquina. Gracias a Dios no le hicieron nada; solamente se llevaron el carro, pero pudo haberle pasado algo peor”.
Pero no sólo a su hija la han atracado, dice que también a un sobrino de su esposo lo interceptaron y le quitaron el carro cuando acababa de salir de su casa. “Ese fue otro susto que pasamos; él siempre ha venido a visitarnos y ese día por poco le quitan la vida para robarle el carro y la policía brilla por su ausencia”.
Juan Boscán, quien vive en el sector 1, dijo que también hay delincuentes que se dedican a seguir a los menores para abusar de ellos. “He visto a varios que se la pasan observando a los menores que caminan por aquí para ir al colegio y a la universidad. Una vez, desde la puerta de mi casa, vi un hombre que caminaba detrás de mi hija de 15 años y le dijo algunas palabras, corrí hasta donde estaba ella y le grité qué le pasaba que la dejara en paz, me dijo que no me metiera, que no era mi problema, cuando le dije que era mi hija corrió, me le pegué detrás, pero no pude alcanzarlo, desde esa vez yo mismo llevo a mi hija al colegio”.
Rafael Sánchez otro de los residentes del sector dice que el problema de la inseguridad en la zona se debe a que el alumbrado en las calles es muy deficiente.”
La gente en Patarata ha tomado sus medidas ante la inseguridad, aunque ellos mismos consideran que es muy poco ante el terreno que les ha invadido el hampa. Algunas de las calles han sido cerradas para limitar el flujo de personas. “En algunas calles hemos colocado pipas con concreto y cabilla, porque creemos que la mayoría de los asaltantes se movilizan en motos, pero eso no es garantía”. Piden patrullaje y resguardo.
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