Ventana abierta
Para recordar: “Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho” (Santiago 1:16).
En realidad, este artículo se inició tras recibir varias llamadas o mensajes de texto, de algunos compañeros de trabajo que laboran en el liceo Pastor Oropeza, como: Marleni de Querales, Genoveva Amaro, Jesús Echeverría, Griselda Lucena, Gleydimar Pérez, Alicia Carucí y otros, debido al delicado estado de salud que presenta una muy querida docente de la institución. La oración especial fue solicitada para que Dios sane a la profesora y oramos en respectivos grupos religiosos por ella; aunque, la voluntad de Dios está por encima de nuestras aspiraciones, no obstante, la fe puede mucho.
En sentido similar, los venezolanos hasta hace poco, desconocíamos de la enfermedad del presidente Hugo Chávez, y ahora que está más delicado de salud, tampoco sabemos, “a ciencia cierta” que tiene; deseáramos conocer más, para poder orar específicamente y lamentamos tanta oscuridad al respecto.
Sin embargo, como no discernimos el grado de conciencia del presidente, deseamos que alguien del alto gobierno le pueda llevar este sencillo mensaje: Esperamos su pronta recuperación; si es la voluntad de Dios y si el presidente Chávez se coloca en manos de la voluntad divina.
Haciendo caso al texto de Santiago 1:16, desde acá le pido perdón a todas las personas, que a mi alrededor están; si mi conducta no fue la mejor en años anteriores, e inclusive, si alguna vez en nuestros escritos hemos usado palabras inadecuadas, les pido perdón.
También, desde esta “ventana”, pedimos disculpas al presidente, que en varias oportunidades le “llamamos la atención”, porque consideramos que actuó inadecuadamente, y si no lo hicimos correctamente, le pedimos que nos perdone.
Atención: No nos estamos postulando para ser Papa, o el primero santo de la tierra, es un deber de todos los cristianos confesar las faltas, o hacer caso a lo que dice la oración del “Padre Nuestro”: “…perdónanos nuestras ofensas, como perdonamos a los que nos ofenden” (Mateo 6:12).
Cuando pedimos oraciones especiales, principalmente por los enfermos, debemos estar dispuestos a pedir perdón a Dios y pedir perdón a nuestros semejantes por haberlos ofendidos. Si el presidente Hugo Chávez, puede leer o escuchar esta sencilla apelación, deseáramos que si es sanado y vuelve a gobernar a Venezuela, con un estado de salud aceptable: 1) Que esté dispuesto a divulgar que fue Dios quien lo sanó 2) Que Dios le ayude a ser una persona más dócil y lleno de paz. 3) Que gire instrucciones a sus Ministros (hasta sus seguidores), que bajen el tono de sus discursos. 4) Que proponga una unidad real, equitativa y funcional. 5) Que esté dispuesto a hacer la voluntad de Dios. 6) Que esté dispuesto a observar los mandamientos divinos y las leyes de temperancia (salud) que el Señor ha dejado en su Palabra.
Tanto el presidente como nosotros, deberíamos aceptar que solo tenemos un Abogado, un Médico Sanador y Salvador: Cristo. Y en términos de Salvación, no necesitamos la intercesión humana, ni de otras “divinidades”, ya que Cristo es quién se ofreció en llevar nuestros pecados y como ofrenda se entregó. Por ello, la oración y la confesión, han de ser ofrecidas únicamente a Él y bien dijo el apóstol: “Si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo” (1 Juan 2:1).
Hay dos acepciones, en Griego, que hace el Comentario Bíblico Adventista, CBA, tomo 7, p.559, referidas en Santiago 1:16, sobre el confesar las faltas. Allí usan las palabras: paráptoma, “falta”, “error”, contra el prójimo (ver Mateo 6:15, Romanos 11:11) y hamartía, “pecados” contra Dios (ver, 1 Juan 3:4). Por estos y otros pecados somos juzgados.
En tal sentido, los pastores y ancianos de iglesia deberían tener más cuidado frente al ungimiento al orar por los enfermos, propuesto en Santiago 5:14; ya que pudiéramos pedir por alguien que quiere sanarse, pero no alejarse de pecados contra Dios o el prójimo. “La confesión es un requisito previo de la oración que busca o pide curación… Sin embargo, cuando una falta o un pecado afecta a otro ser humano -lo cual casi siempre ocurre- debe buscarse el perdón del afectado” (Ídem, CBA).
¡Que Dios nos permita elevar oraciones especiales por otros y eso nos ayude a nosotros también!
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