Caracas, 7 de enero.- La película Azul y no tan rosa llegó al cine para hacer un llamado a la tolerancia y al respeto.
La cinta es la ópera prima del actor y director venezolano Miguel Ferrari, quien le dio la responsabilidad al barquisimetano Guillermo García para que la protagonizara.
El filme aborda temas polémicos como la homosexualidad, transexualidad y violencia de género – expuestos de manera sutil – que hacen a los espectadores reflexionar sobre la compresión que debemos tener hacia los demás, y el respeto a los diferentes estilos de vida.
El guaro interpreta a Diego, un fotógrafo exitoso de Caracas que decide formalizar su relación con Fabrizio.
Pero de manera inesperada se ve obligado a hacerse cargo de su hijo, Armando, quien vive en España y tiene mucho tiempo sin ver, ahora está de vuelta con una maleta cargado de reproches.
Superando expectativas
Feliz por los logros alcanzados, Guillermo García conversó con EL IMPULSO.
“En el 2012 cumplí muchas expectativas, tanto en mi carrera como a nivel personal. Fue un año muy interesante, donde crecí como actor y me di cuenta realmente hacia dónde me quiero enfocar en mi carrera”.
Con la satisfacción a flor de piel, el barquisimetano expresó lo agradecido que está por todos los buenos augurios.
“Tengo mucho que agradecer, pero sobre todo disfruté de ese viaje tan largo, de ese tiempo donde esperaba con ansías el estreno de la película. Todo se cumplió, y las expectativas se superaron. También agradecido porque hice televisión, cine y teatro”.
-¿Cómo llegó a la película?
-Por casting. Miguel me había comentado que quería que hiciera una participación, pero yo quería el protagónico, eso me preocupaba un poco, ya que me habían hablado muy bien de la historia. Cuando Miguel me entregó el libreto, me lo leí a la hora, lloraba y reía, y cuando terminé me sedujo por completo, y me dije: ‘Tengo que hacer esta película’.
-¿Qué significó formar parte de -Azul y no tan rosa?
-Este es el proyecto donde más enamorado he estado, más involucrado y donde entregué todo mi esfuerzo. Las audiciones fueron súper rudas, porque fue con la escena más dura, donde el hijo confronta al papá. Cuando Miguel me llamó y me dijo que sería el protagonista, y que sería un placer trabajar conmigo, lo primero que hice fue ir a dormir, porque tenía como siete días que no dormía pensando en la película.
-¿Qué comentarios ha recibido por su trabajo?
-La respuesta del público ha sido increíble, la han visto varias veces, no dos, sino cinco o seis veces. Me comentan que llevan a su abuela o al papá. Por otra parte, el público de la comunidad gay se siente respetado, porque por fin ven una película respetuosa, delicada y con un mensaje hermoso. Me cuentan por las redes sociales cosas como: ‘Llevé a mi papá a ver Azul y no tan rosa y ahora respeta más mi vida y mi preferencia sexual’. Otro: ‘De mi realidad hay tanto de tu ficción, gracias por hacerlo con tanto respeto’. Esta película es una producción que invita a la tolerancia, y que se logró gracias a un excelente trabajo en equipo.
-¿Cuál es su opinión con respecto al cine venezolano?
-Que ha ido evolucionando. Es injusto cuando se generaliza, porque no existe un sindicato, no se puede tratar de uno solo. Pero el cine está creciendo mucho a nivel de factura y producción, ya estamos a la talla del mercado internacional por la fotografía, sonidos y porque estamos tocando historias distintas, temas diferentes.
Igual creo que el cine venezolano depende de viajes individuales de cada director.
Pero no me gusta cuando dicen que apoyen el cine nacional, me suena a compasión.
Si eres de lo que te gusta el buen cine, pues te recomiendo mi película porque es una excelente producción.
-Resultó ganador como Mejor Actor en el cine venezolano del 2012, por una encuesta que hizo un medio. ¿Cómo se sintió?
-Agradecido, aunque esas cosas no trato de creerlas mucho, siento que eso va y viene, y si uno se aferra a eso es muy triste, un lugar muy solo.
-¿Qué fue lo más difícil de asumir del papel de Diego?
-Realmente estoy enamorado del personaje de Diego, porque está muy bien escrito y dirigido.
Lo más difícil fue el viaje a la paternidad, empezar la película siendo un padre irresponsable y terminar siendo un padre asumido. Armando (Ignacio Montes) viene a enseñarle a ser papá a Diego, un viaje con mucha sutileza.Son personajes que se reencontraron a partir del desencuentro.
Por otra parte, nació una empatía entre Ignacio y yo como actores, amigos y colegas, él me sigue diciendo papá.
-¿Qué viene para el 2013?
-Para mayo se estrenará la película La Casa del fin de los Tiempos, de Alejandro Hidalgo, que se filmó en el 2012 con Ruddy Rodríguez y Gonzalo Cubero, esta es la primera película de terror y suspenso hecha en el país.
Para mí es la segunda vez que trabajo con Ruddy, y realmente quedo encantado por su humildad, nobleza y talento.
En esta película hace un trabajo rudo y lo hace excelente.
De resto quiero estar tranquilo para disfrutar de la película porque vamos a varios festivales.
Mayelit Valera
Fotos: Archivo