Cuando el Primer Ministro israelí, Ariel Sharón, estuvo luchando por su vida, su estado de salud era muy grave. Es posible que se deba a un hecho fortuito, pero extraño.
Hace poco tiempo tuve la oportunidad de leer en un diario israelí por internet, que fue calificado de «malvado y asesino dictador» e incluso le acusaban de «traicionar al pueblo judío». Morirá en 30 días a manos de «los ángeles de la destrucción»; si no, serán los que le han lanzado el mal de ojo los que fallezcan.
Una vez me enteré del accidente logré recordar una palabra que me llamó poderosamente la atención pero que ignoré al momento. Investigando encontré el significado de la misma, se trata de una maldición denominada «pulsa deNura» o látigo de fuego, en arameo. Unos meses antes un grupo de 20 ultraortodoxos la profirieron contra el premier israelí por su intención de evacuar los asentamientos de Gaza. Otra fue organizada contra Rabin en 1995, y precedió al asesinato de este extinto Primer Ministro. Al menos una persona de aquel ritual participó en el de Sharon.
El Pulsa deNura no es una «maldición de muerte» como muchos creen. Es una maldición de orígenes remotos ligada a la cábala judía. El texto cantado durante la ceremonia procede del Zohar, el principal texto cabalístico, y convoca a los ángeles de la destrucción para que maten al objetivo del ritual, no le perdonen sus pecados y reciten contra él todas las maldiciones que aparecen en las Escrituras
Ningún rabino o kabalista tiene el derecho o la autoridad para maldecir a otro con la muerte; pero, según la ley de la Toráh, la única forma en la que un judío puede ser sentenciado a muerte es por la violación de ciertas leyes bíblicas específicas y eso será, únicamente después de haber sido condenado por un tribunal kasher. Si ésta es promulgada por hombres virtuosos, tendrá efecto; si no, los ángeles exterminadores caerán sobre ellos, en una especie de tiro por la culata.
El Pulsa deNura surge como último recurso cuando todas las posibilidades de justicia humana fallan en la protección del pueblo judío. En esencia, no es más que un grito desesperado de plegarias, pidiendo ayuda a Dios para que juzgue a un individuo catalogado de malvado y peligroso para el pueblo, pero que está fuera del alcance de la justicia humana para condenarlo. Su poder reside más en la angustia de aquellos que sufren bajo la mano de los malvados intocables que en la propia ceremonia.
En el caso de Sharon la ceremonia se centró en pedir a los ángeles que cometan el acto, no los humanos, ya que sería lastimoso vulnerar la seguridad que lo rodea, como diez veces mayor que la que tenían Hitler o Stalin.
Todo esto podrá sonar temeroso para algunos y tonto para otros. Está en la consideración de cada uno si desea creer o no en el poder y legitimidad de tal maldición.
¿Será verdad? No lo sé pero, pudo serla para Sharon.
¡La oración! No la dejes nunca por nada. Ella da brillo a tus ojos, ardor a tu corazón, fuerza a tu voluntad. Persevera todos los días, sin desistir y Dios te escuchará
Afectuosamente,
Imperfecto.
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