País de locos
“Y muchos fingen demencia… y miran a otro lado…” (Eugenio G. Martínez @puzkas en Twitter, 3/1/13)
Durante trece años escribí mi primer artículo del año con la lista de las cosas buenas que quería tener y mantener en el año nuevo. Pero la situación del país me obliga a hacer unos breves comentarios que no son precisamente sobre esas cosas buenas. Nos hemos convertido en un país esquizofrénico. Aquí pasa de todo y nosotros impertérritos. En el año 2000 escribí que “en Venezuela nos hemos acostumbrado a los malos gobiernos, a la inseguridad, a lo mediocre. Dicen los físicos que las fuerzas más poderosas de la naturaleza son las nucleares. Yo creo que la fuerza más poderosa de cualquier sociedad es la fuerza de la costumbre. La fuerza de la costumbre logra que nos adaptemos a los peores medios, muchas veces, sin ni siquiera quejarnos”.
La enfermedad y gravedad del Presidente de la República –algo que en cualquier país medianamente cuerdo fuera un asunto del dominio público- ha sido una fuente de rumores, desinformaciones y verdades a media. Tenemos que conformarnos con un ministro de Información que no informa. Sus intervenciones son exentas de contenido, faltas de seriedad y proselitistas. Siempre terminan con un “¡Viva Chávez!” patético. También debemos conformarnos con cantinfladas como las del yerno-ministro, “está estable dentro de su estado delicado”. Con las de Maduro “El nuevo mandato de Chávez comenzará el próximo 10 de enero y si éste no puede jurar el cargo ante la Asamblea Nacional, en esa fecha, puede hacerlo ante el Tribunal Supremo de Justicia posteriormente”, una interpretación al garete de la Constitución. No contentos con ello, sale Hermann Escarrá superando al “ni lo uno, ni lo otro, sino todo lo contrario”: “En Venezuela no cabe el análisis de falta temporal o falta absoluta del Presidente”.
La cotidianidad, en efecto, es una locura. Diosdado Cabello, el “des-elegido”, viaja por primera vez a Cuba desde que Chávez se alzó con la presidencia ¿por qué ahora y no antes?… ésta es ya la cuarta operación de Chávez y quien antes no había ido ahora va “todos los días”. Si el Presidente está tan mal, deberíamos saberlo, ¿no?… No. No tenemos derecho sino a tener la información que el gobierno quiere.
Por otra parte preocupan las reiterativas declaraciones de unidad y cohesión entre el vicepresidente y el presidente de la AN por aquello de “dime sobre qué alardeas y te diré de qué careces”. Abrazos de oso, pucheros y carantoñas. A tres días de la toma de posesión no sabemos a qué atenernos… Supongo que, como siempre, violarán la Constitución y los magistrados del Tribunal Supremo –ahora sin nadie que se oponga (como la valiente magistrada Blanca Rosa Mármol), aplaudirán y corearán el “uh, ah” y dirán que aquí puede mandar desde un dictador cubano hasta alguien en estado de coma, porque el país es de Chávez y Chávez manda como sea. No en vano es “el Bolívar éste”. Al paso que vamos, en poco tiempo Bolívar será “el Chávez aquél”.
Pero las locuras no son sólo del gobierno. Me sorprendió la propuesta de Antonio Ledezma de ir a La Habana para constatar sobre la salud presidencial. Primero, dudo que lo dejen bajarse del avión. Aunque eso sería lo menos importante. Lo más importante es lo segundo: pienso que debemos rechazar con contundencia que los asuntos venezolanos, empezando por la hospitalización de Chávez- sigan resolviéndose en Cuba. De seguir esta situación se terminará de consolidar la Venecuba o Cubazuela y el presidente –oficialmente- será Raúl Castro. ¡Pensar que lo que nuestras Fuerzas Armadas defendieron en los años sesenta con tanto honor y denuedo, como es nuestra soberanía, Chávez lo entregó en bandeja… de petróleo! Sin disparar ni un tiro y homenajeando a los invasores.
La demencia mayor es que es hasta posible que Chávez se aparezca el 10 a tomar posesión. Ahí sí que caeríamos todos por inocentes. Y ratificaríamos que somos un país de locos.
@cjaimesb