EN VILO
Hace años apareció en la revista bogotana Semana, una caricatura que conservo en mi biblioteca, pegada donde pueda verla cuando escribo. Un hombre con sombrero, anteojos oscuros y gabardina, dice “Antes había incertidumbre…ahora no sabemos…”
La noche del jueves 3, tras reiterados planteamientos de distintos sectores y luego de días de rumores intensos que son consecuencia directa del secretismo, el gobierno resolvió responder sin dar respuesta, manteniendo su línea de evitar toda concreción, con el objeto de mantener al país en suspenso. “El país sigue en vilo” dijo en primera este diario el miércoles 2. ¿Por qué tiene interés el gobierno en mantenernos así?
El comunicado desde Miraflores acerca de la afección respiratoria, sigue manejando imprecisiones como “complejo y delicado”, pero nada informa que sirva para establecer un camino constitucional seguro, como todo el país quiere y plantea.
Poco antes, una aparición del gabinete en pleno o casi rodeando al Vicepresidente y al Presidente de la Asamblea, en una planta procesadora de café expropiada para decir: que están “más unidos que nunca”, que van a seguir sin informar, que son leales al Presidente de la República y para agredir, con los mismos señalamientos genéricos de “esa derecha”, el imperio y etcétera, y una acusación concreta, infundada desde luego, relativa a los rumores que aumenta la sospecha de que es el gobierno el que está detrás de ellos. Lamentablemente, todo parece indicar que cuando la versión oficial se agota, los voceros oficiales no saben qué hacer y optan por regar agresiones y descalificaciones.
Persiste el grupo en el poder en su aislamiento, que puede ser muy dañino para el país. Confundir a un sector con la Nación entera es un error con consecuencias sumamente negativas.
En días precedentes, un distinguido grupo de profesores de Medicina, destacaron el valor que tendría “poder disponer de una información médica, profesional, autorizada, confiable e independiente, mediante un informe cuidadoso, detallado y certificado del estado de salud del Presidente…” y sostuvieron que la “transparencia de la información sobre los delicados asuntos de Estado, en el marco de la Constitución Nacional, garantiza que los ciudadanos estemos oportuna y bien informados y contribuye decisivamente a prevenir las consecuencias indeseables derivadas de la incertidumbre, de las dudas y temores y a lograr la paz, la convivencia y el bienestar que deseamos todos los venezolanos…”
También un conjunto de internacionalistas venezolanos, conscientes del negativo impacto exterior que la situación tiene para Venezuela, emitieron una declaración en el mismo sentido.
Ambas solicitudes fueron desestimadas por el gobierno sin siquiera hacer referencia a ellas. Las dos eran excelentes oportunidades para mostrar respeto a la opinión pública sin “complacer” exigencias de la oposición. El gobierno decidió no aprovecharlas. Todo lo contrario.
También hubo el miércoles 2 la declaración pública de la Mesa de la Unidad Democrática, a la cual nos referiremos en el próximo punto. Durante el mes de diciembre, la instancia unitaria de la oposición política se refirió a la situación y tuvo que dar respuesta a manifestaciones particularmente agresivas de voceros oficialistas. Esta vez hizo un pronunciamiento integral y ofreció, claramente, una salida constitucional y un camino para el entendimiento. La reacción del gobierno es la que se conoce: No informará como se le pide ni dialogará con nadie.
¿ QUÉ DIJO LA M.U.D?
Bajo el título “La responsabilidad de la Unidad en la Venezuela de hoy”, la Mesa de la Unidad emitió un comunicado leído en rueda de prensa por su Secretario Ejecutivo en presencia de representantes de los partidos miembros de la alianza. Concluida la lectura, se respondieron preguntas de los periodistas.
La posición de la M.U.D. puede resumirse así:
1. Comienza con incertidumbre un año nuevo que la Unidad desea de paz y prosperidad para todos sin excepciones, sin discriminaciones, sin divisiones.
2. Respeto con la enfermedad presidencial y consideración hacia sus familiares, amigos partidarios, pero cuando se trata de un Jefe de Estado recién reelecto, hay implicaciones que afectan a toda la Nación.
3. La Constitución es el marco.
4. La verdad es necesaria. Es deber del gobierno informar de manera objetiva y fehaciente el diagnóstico y el pronóstico médico. No hacerlo es la fuente de los rumores que promueven incertidumbre y angustia.
5. Se exige a los voceros del gobierno respeto a todos los venezolanos porque deben ser el gobierno de todos.
6. En la materia constitucional: El 10 de enero culmina un período y empieza otro. Si el Presidente electo no puede acudir se debe asumir lo establecido para faltas temporales. Como se inicia un período nuevo, debe encargarse temporalmente el Presidente de la Asamblea Nacional.
7. Dada la importancia reforzada del papel del parlamento en la situación actual, la escogencia de su nueva directiva debería estar caracterizada por la capacidad de diálogo, el respeto a todos, el espíritu afirmativo y constructivo. Debe haber diálogo entre los sectores políticos, pero también con empresarios, trabajadores, iglesia.
8. De acuerdo al 237 de la Constitución, el gobierno (a través del Vicepresidente Ejecutivo) debe informar en los próximos días a la Asamblea y al país sobre la situación nacional. Hay que atender los problemas nacionales. Hay motivos de preocupación. El gobierno “debe convocar a todos los venezolanos a ver qué podemos hacer entre todos para afrontar esas duras realidades”.
9. La Mesa de la Unidad es un espacio para el encuentro. Sigue y seguirá unida. Unida asume y asumirá su responsabilidad.
10. Reiteradamente se afirmó la convicción de que Venezuela somos todos.
RINCÓN DE LIBROS
Se amontonan los libros por leer cuando, en vez del receso merecido y necesario, tenemos que seguir atentos a los acontecimientos antes referidos. Francisco Suniaga, nuestro gran narrador de este tiempo, publica Esta Gente (Mondadori. Bogotá, 2012) y apenas he empezado a hincarle el diente. Joaquín Marta Sosa nos ofrece los relatos de No todos los días son felices (Sociedad de Amigos de la Cultura Urbana. Caracas, 2012). Y más viejo porque los libros de afuera nos llegan tarde, Lo que no vengo a decir de Javier Marías (Alfaguara. Madrid, 2009). Un festín que me espera, con la paciente fidelidad de los libros, para calmar un hambre que nunca se sacia.
