La celebración de la llegada de los Reyes Magos a Jerusalén es la forma de recordar, en el año que se inicia, el nacimiento del Niño Jesús y las peripecias que debió sortear su familia, para que la historia le permitiera al pequeño, ser profeta y salvador, aquel que dio la vida por su pueblo para ser perpetuado como el Rey de los Judíos.
Así, la tradición relata que en Jerusalén, los días que transcurrían en mandato del rey Herodes, nacería, en medio de un limitado pesebre, el niño que habría de venir a convertirse en mártir y Rey de los Judíos. Entonces, una estrella que apareció en oriente anunció a los tres Reyes Magos el nacimiento del niño. Su disposición en ese momento es partir a su encuentro para adorarle.
Sin embargo, el Rey Herodes turbado por el gran acontecimiento que estaba escrito en las profecías, decide con falsa empatía permitirles partir a su encuentro siempre que le avisaran dónde se encontraría el mesías, para entonces, él andar a adorarle.
Cuando lograron convocar a los principales sacerdotes y estribas del pueblo se preguntaron dónde nacería Cristo, a lo cual respondieron como estaba escrito por el profeta: “Y tú, Belén, de la tierra de Judá, no eres la más pequeña entre los príncipes de Judá; porque de ti saldrá un guiador, que apacentará a mi pueblo Israel”. Herodes llama en secreto a los magos y con diligencia capciosa pudo adivinar la fecha aproximada en que la estrella anunció la llegada del mesías.
De esta forma, en el evangelio de Mateo, se cumple la profecía de Jeremías 31:15, que fue cuando Herodes dio la orden de asesinar a todos los niños recién nacidos y menores de dos años de Belén. Este evento fue documentado por el arte en el siglo V con distintivos mosaicos en la iglesia Santa María la Mayor de Roma, además, en la edad media existen pinturas de Herodes sentado en su trono ordenando la matanza, asimismo, en los periodos artísticos del siglo XV al XVII los cuadros son excesivamente realistas.
Los magos, obedeciendo al Rey, echaron a andar su recorrido a través de la estrella de Belén que nacía en Oriente, cuando ella se posa paralela pueden constatar que se trata del Niño, en los brazos de su madre María, lo adoraron y ofrecieron los tesoros que traían: Oro (que representaba su condición real, un regalo que le era concedido a los reyes), incienso (que significaba la naturaleza divina, utilizada en los altares de Dios) y mirra (un compuesto usado para embalsamar los muertos, simbolizaba el sufrimiento y futura muerte de Jesús).
A los Reyes Magos les es revelado por un ángel, a través de un sueño, las intenciones macabras que llevaría a cabo Herodes, por lo tanto, deciden regresar por un camino diferente y burlar las exigencias del rey.
Aunque durante el siglo V, ya se solía llamar magos a los hechiceros, característica también de los hombres sabios y dedicados a la ciencia, que es el significado que tienen Melchor, Gaspar y Baltasar en la teología.
A los reyes se les atribuye cualidades benefactoras y mágicas.
Se habla del bienestar que llega a los hogares cada 6 de enero, por lo tanto, celebrar su llegada es tradición extendida de las alegres festividades decembrinas.