Gilda Sollami se fue de Venezuela hace cinco años, pero sus lazos con su país siguen siendo tan fuertes que regresó en octubre para votar en las elecciones presidenciales.
El candidato por el que votó, Henrique Capriles, de la oposición, perdió. Resignada a ver al presidente Hugo Chávez en el poder otros seis años, ella y numerosos venezolanos expatriados reanudaron sus vidas en Estados Unidos, convencidos de que pasará mucho tiempo antes de que haya cambios en su país.
Pero ahora que Chávez tiene graves problemas de salud, Venezuela está nuevamente sumida en la incertidumbre. Y lo mismo ocurre con miles de venezolanos que viven en Miami pero tienen un pie en Venezuela: se muestran moderadamente optimistas de que Chávez no podrá seguir ejerciendo la presidencia y que habrá nuevas elecciones en su país, aunque no saben qué tan rápido serán convocadas.
«Es algo traumático para todos los venezolanos», comentó Sollami, quien tiene 22 años y cuyo padre sigue viviendo en Venezuela.
Chávez debería prestar juramento e iniciar un nuevo mandato el 10 de enero, pero no se lo ha visto ni se ha oído nada de él desde que se sometió el 11 de diciembre a una cuarta operación relacionada con un cáncer que lo aqueja. El vicepresidente Nicolás Maduro, el preferido de Chávez para sucederlo si le pasa algo, dijo que el mandatario había sufrido complicaciones relacionadas con una infección respiratoria y que su estado era «delicado».
Si Chávez no puede prestar juramento el 10 de enero antela Asamblea Nacional, la constitución estipula que hay que convocar a elecciones en un plazo de 30 días y que en el ínterin la presidencia la debe ejercer el presidente dela Asamblea Nacional.
Del mismo modo que los exiliados cubanos celebraron cuando Fidel Castro se enfermó hace cinco años, los venezolanos de Miami esperan que los trastornos de salud de Chávez allanen el camino para un cambio de liderazgo. En los 14 años que lleva Chávez en el poder, no obstante, los venezolanos que se fueron de su país se han adaptado a Estados Unidos y la mayoría no volvería a su país, al menos en lo inmediato, si el gobernante falleciese.
«Calculo que el 70% se quedarían aquí», afirmó Ernesto Ackerman, presidente de la organización sin fines de lucro Ciudadanos Venezolano-Estadounidenses Independientes. «Están demasiado afincados».
Más de 189.000 inmigrantes venezolanos viven en Estados Unidos, incluidos 91.000 enla Florida, según el censo nacional. La concentración más grande se da en el sur dela Florida, en comunidades como Doral y Weston, llamadas ahora «Doralzuela» y «Westonzuela» por la cantidad de comercios venezolanos, donde se pueden comer platos típicos como arepas y capachas.
La mayoría se vinieron porque no están de acuerdo con el gobierno socialista de Chávez, se asustaron ante la cantidad de secuestros y asesinatos o pensaron que tenían un mejor futuro económico en Estados Unidos. Pero muchos tienen parientes en Venezuela y viajan a su país para ver a sus familias o por negocios.
«No han perdido su identidad venezolana», dijo Thomas Boswell, profesor de geografía dela Universidadde Miami. «No se han asimilado completamente, pero se adaptaron rápidamente a la vida en Estados Unidos».
En algunos sentidos, estas comunidades son lo quela Pequeña Habanaera para los cubanos que llegaron después de la revolución comunista de 1959. Los paralelos abundan: La primera ola de inmigrantes fue de gente de clase media y alta, profesionales que se radicaron con distintos grados de éxito.
Ambas comunidades pensaron que su estadía sería temporal y comprendieron luego que duraría mucho más que lo previsto inicialmente. Y las dos conservan un enorme cariño por su patria.
Pero las similitudes se acaban allí. Chávez fue elegido democráticamente y reelegido varias veces, mientras que Castro llegó al poder con una revolución armada. Y mientras que los cubanos se han beneficiado de una política inmigratoria que básicamente le permite quedarse en el país a todo cubano que pise tierra estadounidense, los venezolanos no cuentan con los mismos privilegios, aunque de todos modos varios se han naturalizado.
«Habría que ver lo que sucedió (con los cubanos) y sacar enseñanzas, pero son dos situaciones muy distintas», expresó Ackerman, el director e la organización de venezolano-estadounidenses.
Los venezolanos de Miami lanzaron una campaña para fomentar el voto el año pasado y organizaron viajes en automóvil y autobús a Nueva Orleáns cuando Chávez cerró el consulado del sur dela Florida. Muchoscreyeron que Capriles podía ganar y se sintieron muy decepcionados cuando perdió.
«En estos momentos la comunidad se siente muy, muy deprimida por lo que pasó en las últimas elecciones», dijo Ackerman. «Dicen que esto no se va a acabar nunca, que deberíamos hacernos ciudadanos de Estados Unidos». Eso es lo que piensa Bridgitte Jaffe, quien se fue de Venezuela en el 2007. Allí tenía vivienda propia y una agencia inmobiliaria, pero veía cómo día a día la situación del país se deterioraba y aumentaba la agitación.
Ahora trabaja en el campo de bienes raíces en el sur dela Floriday tiene también departamento propio. Dice que se quedará, al margen de lo que suceda con Chávez.
«Cuando te vienes y empiezas a trabajar y tienes hijos aquí, no regresas», expresó Jaffe.
Doral cuenta desde hace poco con el primer alcalde venezolano dela Florida, Luigi Boria, quien dice que la mayoría de la gente que lo votó piensa lo mismo.
«Creo que mi país es Estados Unidos ahora», declaró Boria, quien se vino en 1989.
Los venezolanos dicen que tal vez celebren la muerte de Chávez, pero que es poco probable que haya manifestaciones masivas de júbilo, como cuando Fidel Castro cedió el poder a su hermano Raúl debido a sus problemas de salud en el 2008. Igual que los cubanos, los venezolanos creen que no habrá cambios relevantes a corto plazo.
«Me sentiría aliviada» si Chávez dejase el poder, comentó Sollami. «Creo que las cosas podrían mejorar pronto en Venezuela».
Foto: AP/Archivo