Tan sólo dos horas antes de celebrar la llegada del Año Nuevo con sus familiares en el sector San Antonio en Las Tunas, un joven agricultor de 17 años de edad decidió salir para comprar refrescos en una licorería cercana, pues era el único establecimiento abierto en ese momento. Sin embargo, sus parientes no lo volverían a ver sino hasta la mañana de ayer, cuando su cuerpo sin vida fue hallado en una quebrada bajo un pequeño puente en la vía de Las Veritas, en la parroquia El Cují.
Fue una terrible escena para sus padres y hermanos, quienes arribaron al sitio pasadas las 10:00 de la mañana. Su progenitora estalló en llanto, pidiendo a gritos que las autoridades sacaran el cuerpo de su hijo de ese lugar. Ella misma tenía la intención de entrar al agua y hacerlo, pero sus allegados lograron calmarla para que desistiera.
Para ese momento, efectivos tanto de la Policía del Estado Lara, como del Centro de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas ya resguardaban el lugar, aguardando la llegada de funcionarios del Cuerpo de Bomberos del Municipio Iribarren para poder extraer el cuerpo, establecer las primeras evidencias y subirlo a la furgoneta.
Pasados algunos minutos, fue posible conocer de la propia madre de la víctima, Ana Teresa Aranguren, que varios de sus parientes lo habían estado buscando en ambulatorios y hospitales, y que recién acababan de llegar del Hospital Central Universitario Antonio María Pineda, donde les habían notificado del hallazgo de un cadáver en el mencionado lugar.
Según relató, el menor de sus tres hijos había salido solo el 31 de diciembre a las 10:00 de la noche en su bicicleta, pero desde entonces no supo más de él. Agregó que le habían comentado que cuando el muchacho llegó al establecimiento donde compraría las bebidas, allí se encontraba también desplegado un operativo de la Guardia Nacional Bolivariana.
Aseguró que varios de los amigos cercanos del joven recorrieron con sus motos gran parte del área en torno a Las Tunas, pero no pudieron hallarlo. Se le ocurrió, incluso, que podría haber ido a la granja de unos conocidos, pero luego descartó esa posibilidad, ya que la noche de Año Nuevo todos ellos estarían celebrando.
Aproximadamente a las 11:30 de la mañana, arribó el equipo de bomberos municipales, quienes procedieron a sacar el cuerpo del menor del agua y ponerlo al alcance de los efectivos del Cicpc, quienes le encontraron un impacto de bala en la sien derecha, y tomaron nota de otras características.
De éstas, las más destacables eran que tenía las manos atadas detrás de la espalda y también había sido amordazado. Además, tras revisar sus bolsillos, hallaron un reloj de pulsera color rojo y una cajetilla de cigarrillos. Asimismo, le retiraron una memoria tipo pendrive que portaba alrededor de su cuello, la cual fue inmediatamente entregada a su familia en el lugar. La bicicleta en la que se trasladaba la noche que desapareció, no se encontraba allí. Pocos instantes después, el cuerpo fue trasladado a la morgue del Hcamp en Barquisimeto.
Al momento de ser ultimado, el joven llevaba puesto unos jeans color verde, una franelilla blanca y zapatos negros deportivos. Su madre insistió que no le conocía ningún enemigo y que era un muchacho muy sano, con muchas amistades. Durante el pasado mes de diciembre había finalizado un curso de mantenimiento de vagones en el Inces.
Fotos: Elías Rodríguez