Crianza en cautiverio asegura preservación de reptiles en Galápagos

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La crianza en cautiverio de iguanas y tortugas gigantes terrestres únicas en el mundo ha asegurado su conservación en las “encantadas” islas ecuatorianas de Galápagos, donde existen unas 1.500 especies de flora y 500 de fauna, la mayoría endémicas.

Desde 1965, el Parque Nacional Galápagos (PNG) fomenta la crianza de esos reptiles en sus instalaciones de Puerto Ayora (capital de la isla Santa Cruz), desde donde ha repatriado más de 4.000 quelonios.

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Además, hay otros centros de reproducción en tres islas más como San Cristóbal, a los que nueve quelonios del género Chelonoidis chathamensis nacidos hace seis años en cautiverio acaban de ser trasladados a una galapaguera natural, en el marco de la primera repatriación en esa área.

En Isabela, la mayor de la provincia insular declarada Patrimonio Natural de la Humanidad por la UNESCO en 1979, hay cinco especies de las 11 que sobreviven en Galápagos, y en total existen 2.161 tortugas (entre adultos y jóvenes) en todos los centros de crianza.

“Unas tortuguitas son reproducidas aquí, donde tenemos adultos de las islas Santiago, Pinzón y Española. También se recuperan huevos y recién nacidas de los nidos en estado natural para ser criadas acá”, explicó a la AFP el encargado del centro de crianza de quelonios en Puerto Ayora, Fausto Llerena.

El técnico, que por tres décadas cuidó al ‘Solitario Jorge’, una tortuga de la isla Pinta que murió el 24 de junio y era considerada la única que quedaba de su especie (Chelonoidis abigdoni), protege a 1.200 ejemplares de hasta cuatro años de edad y 300 huevos recolectados desde julio y que eclosionan desde noviembre.

La temperatura determina sexo

Colocados en dos incubadoras con forma de armarios, en un lado permanecen embriones a 28 grados centígrados para que se formen machos y en el otro a 29,5 grados para que resulten hembras (que alcanzan su edad reproductora a los 20 ó 25 años).

“La temperatura es la que define el sexo”, señaló Llerena, al precisar que el sistema permite lograr un alto porcentaje de natalidad, aunque “a veces nacen tortugas albinas, que sobreviven unos diez meses”.

En cajas extraídas de los aparatos de empollamiento, los huevos aparecen semihundidos en aserrín y en posiciones similares a como fueron depositados en los nidos. Además, están marcados para identificar su origen de acuerdo al sitio del hallazgo y especie. Luego de estar 120 días en período de incubación y, al nacer, escondidos un mes en los nidos artificiales, los quelonios permanecen protegidos en corrales por dos años antes de tomar contacto con suelo natural, sobre el que hay trozos de lava y rocas para su progresiva adaptación.
Su repatriación se da cuando alcanzan los 23 centímetros de largo curvo (entre la cola y la cabeza), es decir aproximadamente a los cuatro años.

Para el PNG, “este programa ha permitido recuperar especies de tortugas gigantes terrestres que se encontraban en peligro crítico de extinción”.“Su alimento consiste en dos plantas introducidas que se cultivan en las fincas de las zonas altas. Se pone agua fresca dos veces por semana”, dijo Llerena mientras a sus pies se hallan numerosas tortugas pequeñas en cuyos caparazones (de tipo montura o cúpula) llevan números pintados de diversos colores.

“Los de pintura amarilla son de Santiago (especie Chelonoidis darwini); de blanco de Pinzón (Chelonoidis ephippium); y de azul de Española (Chelonoidis hoodensis)”, anotó.

El laboratorio de Darwin

El director de la reserva, Edwin Naula, manifestó a la AFP que en Española existían apenas 12 tortugas hasta 1974, lo que hacía de esa una población “casi al límite de la extinción” por la presencia de géneros invasivos introducidos.

“Las cabras, erradicadas posteriormente en gran parte del archipiélago, devastaron la vegetación y erosionaron el suelo, a tal punto que las tortugas no podían reproducirse. Ahora tenemos en Española más de 2.500 tortugas y ya no tenemos especies invasivas”, añadió.

El ‘Solitario Jorge’, también conocido como ‘George’, que murió por causas naturales, no pudo procrear. Pero en noviembre se reveló la existencia de 17 posibles parientes genéticos de la tortuga, que es el emblema de la reserva natural ubicada a 1.000 km frente a la costa de Ecuador.

“En Galápagos hay especies que no están en estado crítico de extinción, pero que sí son altamente vulnerables como las iguanas rosadas, pinzones y tortugas cuya población aún es menor”, indicó Naula.

Las islas, que aún albergan a 11 tipos de tortugas y tres de iguanas terrestres (todas endémicas), sirvieron de laboratorio al naturalista inglés Charles Darwin, autor de la teoría sobre la evolución de las especies.

Los expertos estiman que en Galápagos existían 14 especies de quelonios, de las cuales tres se han extinguido: Chelonoidis abigdoni (del ‘Solitario Jorge’), Chelonoidis fhantastica (de la isla Fernandina) y Chelonoidis spp (Santa Fe).

Las tortugas gigantes, que dan su nombre al archipiélago y que fueron utilizadas como “carne fresca” por bucaneros, pueden vivir hasta 180 años y llegar a pesar 300 kilos.

Foto: Archivo

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