Yucatán: una luz de esperanza en la convivencia ciudadana

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Al norte del municipio Iribarren, incrustada en la congestionada población de Tamaca, se encuentra un espacio de terreno que es modelo de convivencia y organización vecinal. Se trata de la urbanización Yucatán, con sus más de dos kilómetros de largo y sus dos mil 800 metros cuadrados de superficie, con dos accesos (por la intercomunal Barquisimeto-Duaca y por la vía a El Trapiche) este asentamiento habitacional de 1945 casas es “una luz de esperanza en la convivencia ciudadana”.

Resulta que, todo en esta urbanización, fue producto de un estudio previo, de una autogestión, de un control y supervisión que permite el buen funcionamiento de todas las partes y mejora las condiciones de quienes la habitan.

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Quienes compraron estas casas hace más de cinco años, lo hicieron bajo un convenio que les obligaba a permanecer en ellas por la mitad de una década, evitando así que quienes adquirieran las viviendas lo hiciesen con la intención de comercializarlas y garantizando que quienes invirtieran en las propiedades fuesen familias buscando una solución habitacional.

Además de ello, quienes adquirieron los títulos de propiedad, lo hicieron con un compromiso de “condominio creado”, donde se obliga a las personas que viven allí a cancelar el dinero mensual que permita la autogestión de los servicios prestados.

Con el nombre de Asociación Civil “Junta de Propietarios de Yucatán”, repasaremos entonces cada uno de los servicios que se le ofrecen a quienes conviven en este espacio.

Por el entorno en donde se ubica dicha comunidad, Américo Calderón, administrador de la junta de condominio, explicó que las gestiones de esta organización se han centrado “especialmente” en lograr medidas que permitan “tener una mayor seguridad, logrando un balance positivo en la disminución de los hechos delictivos de esta zona”.

Un total de 16 hombres que fungen como vigilantes se rotan en partes iguales cada 24 horas, de estos ocho pertenecientes a un grupo, dos subgrupos de 3 trabajadores se ubican en cada garita que da acceso a la urbanización por sus dos entradas, mientras que los dos restantes, rondan en moto las 44 calles de la urbanización.

Además de ello, una red de cámara monitorea la entrada y salida de los vehículos y el paso de peatones de quienes ingresan o desalojan el complejo a pie. Otras tantas, supervisan la actuación de los trabajadores responsables de la seguridad. Aunado a ello, jefes de seguridad supervisan la actuación de los vigilantes, quienes, a su vez, son supervisados por los coordinadores de seguridad; ninguno de los últimos son residentes de la urbanización, en una jerarquía que busca el control del buen desempeño.

En un intrincado proceso de seguridad, ningún esfuerzo parece en vano, por esta razón, prevén que, para el 2013, se instale una red más amplia de cámaras alrededor de las calles de la urbanización, controladas desde una sala situacional que monitoree las acciones, además de botones de emergencia que permitan alertar cualquier irregularidad.

Servicio de educación

En la urbanización no es necesario que los niños de los inquilinos abandonen las instalaciones para recibir clases de los niveles iniciales y básicos, debido a que Yucatán cuenta con la Unidad Educativa Colegio Bicentenario Yucatán; un complejo educativo que va desde el nivel inicial hasta sexto grado, donde existe una matrícula de 300 niños en su mayoría de la comunidad, aunque también reciben clases menores de los lugares vecinos, quienes son atendidos por docentes que viven en la misma urbanización.

José Colmenárez, presidente de la junta, explicó que, además de los niveles tradicionales, en el colegio se imparten clases de danzas, de artes marciales, de bailoterapia, todos con la finalidad de ayudar a la autogestión del centro educativo, lo que permite disminuir el precio de la matrícula y las mensualidades.

Transporte óptimo

Por tratarse de un lugar apartado de la capital larense y denominado por el presidente de la junta de condominio como una “ciudad dormitorio”, varios habitantes de la comunidad se han organizado para conformar una línea de unidades ‘Vans’ que ofrece el transporte desde un punto en el interior de la urbanización hasta la avenida Venezuela con calle 20, y de regreso. “El servicio de transporte son 14 camionetas que trasladan al pasajero hasta Barquisimeto y de vuelta, sin detenerse a recoger a nadie en el camino y, a quien se traslade a la urbanización, es requisado”. El costo de este servicio es de 12 bolívares de lunes a sábados, y el domingo aumenta a 14 bolívares.

Además de ello, dentro de la urbanización, existe un servicio de transporte con motos modificadas para 4 pasajeros que pagan 2 bolívares para trasladarse por las diversas calles de la comunidad, “todo ha sido iniciativa de quienes habitan en la urbanización y supervisados por la junta (de condominio) para que no se descontrole nada”, dijo Colmenárez.

Recreación y religión

En el complejo habitacional, las familias pueden organizar reuniones en los salones de fiestas y servicio de Churuata, donde cada ciudadano debe pedir con anticipación para poder usarlas. Además, 6 canchas de básquet, un club de béisbol y una cancha de fútbol, forman parte de las instalaciones con la que cuentan sus habitantes para hacer deporte y recrearse. De igual forma, hay una iglesia católica (con Casa Parroquial) donde son oficiadas misas los lunes, viernes y domingo por parte del párroco de Tamaca.

Nada parece dejarse de lado, todo está controlado por la iniciativa de muchas personas que han tenido la voluntad de vivir mejor.

Es difícil pensar que, en una comunidad tan amplia como la de Yucatán, no exista quien se oponga a pagar los 160 bolívares de condominio mensual; sin embargo, Américo Calderón, responsable del comité de administración de la junta nos indicó que, a quienes se rehúsan a cancelar este dinero, no gozan de los servicios, “cuando están construyendo y necesitan el paso de los obreros, o si tienen visitas de sus familiares o amigos, no se les permite el paso por no estar al día”, dijo, entre otras acciones que permiten exhortar al inquilino a “ponerse al día” con el pago.

Por último, el detalle en la urbanización es tan amplio, que además supervisa la construcción y modificaciones en las casas, impidiendo así que se le haga modificaciones originales, no así a los espacios como patios y entrada a las casas, donde sí se puede realizar obras.

La junta de condominio y la comunidad en general, quienes han hecho posible esta realidad, esperan mejorar en algunos aspectos de la convivencia ciudadana como la música a alto volumen y jóvenes a altas horas de la noche por las calles de la urbanización, “sin embargo, el balance es sumamente satisfactorio”, expresó Calderón.

No hay duda que la urbanización Yucatán es un modelo a seguir de autogestión y de organización vecinal, en la búsqueda de una mejor calidad de vida, un sistema copiable y funcional para cualquier comunidad que lo desee.

Fotos: Jairo Nieto

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