Es un suplicio transitar por la avenida Libertador de Cabudare, en el sector Camino de Tarabana, en donde los huecos parecen ser eternos.
Otro de los factores perturbadores, es la ausencia de alumbrado público, no por falta de postes, sino por el deterioro de las bombillas y faros de la seccionada y mutilada isla ornamental de esa arteria vial.
Paseo en abandono
En el gobierno de la alcaldesa Aura Contreras, se rehabilitó la isla de la avenida Libertador, en donde el Club Rotario construyó una singular escultura y una fuente.
Por su parte, el Ejecutivo municipal instaló una serie de faroles coloniales, para evocar tiempos remotos.
Pero por ausencia de mantenimiento, la fuente se secó, los faros fueron quebrados y el paseo quedó en abandono.
Hoy, de la fuente sólo quedan sus vestigios, dado fueron hurtados sus luces de colores, la tubería y el motor que impulsaba el agua.
La oscuridad es general
El paseo de la isla central de la avenida Libertador, se encuentra en penumbras.
La única iluminación con que cuenta esta parte de la arteria vial, son las vencidas luminarias públicas distantes unas de las otras, lo que hace tétrica la visibilidad en la zona en horas de la noche.
Permisiva mutilación
Uno de los sectores más acogedores de Cabudare, era precisamente la isla de la avenida Libertador de Cabudare.
La sección vial contaba con una isla central repleta de frondosos árboles que su enramada se encontraba unos con otros, formando un gran y extenso túnel verde.
Sin embargo, las urbanizadoras que comenzaron a construir extensos conjuntos residenciales en la zona, con la anuencia de la Alcaldía de Palavecino, fueron seccionando y mutilando la hermosa isla.
Talaron los árboles ancestrales para edificar entradas y retornos, sin ningún control ni responsabilidad.
Jamás asumieron el respectivo mantenimiento del espacio ornamental y en la actualidad, sólo sobreviven algunas especies arbóreas y la maleza casi alcanza el metro y medio de altura.
Las pistas en deterioro
Las ruinosas secciones viales, han sido rehabilitadas en numerosas oportunidades por el plan de bacheo de la alcaldía, pero debido a las constantes filtraciones, la mala calidad del pavimento y el bote de agua de una piscina privada de un vecino de la localidad, han destrozado la capa de rodamiento.
El deterioro de la calle permite que las aguas residuales se estanquen sin ninguna dificultad, formándose una laguna que impide el paso de transeúntes, carros particulares y unidades de transporte público, que prefieren dejar a los pasajeros lejos de su sector.
Hace seis meses, la municipalidad inició el bache del lugar, pero los vecinos señalan que al no existir contraloría social, la contratista y los ingenieros municipales, ejecutaron a medias el trabajo.
Un calvario como calle
Paralelamente al deterioro de la avenida Libertador de Cabudare, en el sector Camino de Tarabana, existen varios callejones que se encuentran en similares o peores condiciones.
La calle El Calvario es un río de barro y piedras cuando llueve, que desemboca en la Libertador.
Las vías subsiguientes son un verdadero calvario. El deterioro y la ruina presentes y el gobierno ausente.
Fotos: Luis Alberto Perozo Padua