Este domingo, 30 de diciembre, desde tempranas horas de la mañana, decenas de puestos improvisados de comerciantes informales tomaron varias calles del este de la ciudad para ofrecer diversos productos alusivos a la fecha decembrina.
Sólo se necesita un toldo, una calle transitada y un espacio donde armar el puesto, ya sea en la acera o en la misma vía; parece que nada importa a la hora de comercializar los productos.
Aunque sean los últimos días del año y la afluencia de los usuarios es menor, la colocación de estos comercios entorpece el paso vehicular y peatonal, y causa molestias en quienes no están interesados en los productos ofrecidos.
Variedad de fuegos artificiales, cohetones, estrellitas, tumba ranchos, siete colores, torta chinas y muchos más, son dispuestos en una mesa tapados por un toldo a la espera de ser adquiridos por quienes tienen como tradición usarlos en los primeros minutos del año próximo.
Sin embargo, desde hace dos años, un nuevo producto se sumó a una reciente tradición, se trata de los llamados ‘globos de los deseos’, que consta de un óvalo de un material similar al papel, con una base de metal donde se le es instalado un cuadro de parafina que sirve de combustible para calentar el aire y propiciar la elevación del artefacto; sin duda, un producto muy vistoso para estas fechas. Este producto fue prohibido en días previos en la capital del país por considerarse un agente contaminante y de riesgo en la aparición de incendios domésticos y daños al erario público.
El problema se presenta cuando el combustible se consume y el globo cae de forma libre, lo que se convierte, en el mejor de los casos, en un desperdicio más que rueda por la urbe o que contamina un pulmón vegetal. Además, puede quedarse enganchado en los postes de luz, en transformadores, y ocasionar apagones como los ocurridos la noche del 24 de diciembre y parte del 25, según lo dijo la Corporación Eléctrica de Nacional (Corpoelec). En el peor de los casos, el mencionado globo se quema por la acción del fuego y se precipita a tierra encendido, pudiendo ocasionar inconvenientes en cualquier asentamiento urbano o rural. Es necesario recordar que, la acción del viento, puede trasladar estos globos a diferentes ubicaciones y a gran velocidad.
Además de los fuegos artificiales, una variedad de puestos ofrecen pan de jamón, flores, frutas típicas para consumir en esta fecha como las uvas, sumándose a los comercios que, a lo largo del año, hacen vida en las principales calles y aceras del este de la ciudad. La anarquía impera debido al consumo y las ventas desesperadas de las últimas horas del año, con la anuencia, al parecer, de las autoridades competentes garantes de las ordenanzas de convivencia ciudadana.
La situación está al aire libre y a la vista de todos, sólo queda de la voluntad de los organismos para controlar el mercado y la venta de productos prohibidos.
Fotos: Jairo Nieto