El líder opositor venezolano y gobernador del céntrico estado Miranda, Henrique Capriles, envió hoy un mensaje de unión al pueblo de Venezuela tras comentar que “todo indica que el 2013 será un año duro y de grandes cambios”.
“Es cierto, todo indica que el 2013 será un año duro y de grandes cambios. Venezuela ha aprendido mucho en muy poco tiempo. Hoy conocemos el valor de la unión, del acuerdo, de la necesidad de concertar puntos comunes y trabajar para cumplirlos”, escribió Capriles en su página de internet henriquecapriles.wordpress.com.
El excandidato presidencial en las pasadas elecciones del 7 de octubre, señaló, además que el futuro que imagina también incluye “a quienes se quedaron estancados en el pasado”.
Capriles, el principal líder de la oposición venezolana tras haber alcanzado el apoyo del 44,39 % de los votantes en las elecciones del pasado 7 de octubre cuando fue vencido por el presidente Hugo Chávez, quien ganó con el 55% de los votos, no se ha pronunciado acerca de los últimos reportes de la salud del mandatario.
El vicepresidente de Venezuela, Nicolás Maduro, informó ayer desde La Habana que el estado de salud del mandatario “continúa siendo delicado” tras la operación a la que fue sometido el pasado 11 de diciembre y que han surgido “nuevas complicaciones”.
Lea a continuación el texto íntegro escrito por Capriles
El 2012 ha sido un año de grandes retos. Hemos aprendido de cada experiencia que ha formado parte de doce meses acontecidos, muy activos políticamente y lleno de eventos que han puesto en evidencia todo lo que falta por hacer para que cada venezolano sienta que vive en un país donde puede cumplir sus metas, sin discriminación ni privilegios para nadie.
No es una tarea sencilla, pues todo un aparato político ha ido minando las vidas de muchas familias. Incluso, hasta el punto de que resulte casi imposible que una opinión alternativa a la polarización que ha envenenado nuestra cotidianidad consiga lugar para un intercambio de ideas, de soluciones, de acciones verdaderas concebidas con voluntad y talento, y no simplemente por obediencia y lealtad.
Sin embargo, a pesar de los obstáculos y de las dificultades, millones de venezolanos siguen saliendo día tras día a intentar hacer de éste el mejor país del Mundo. Cada quien desde su espacio, cada quien desde su vocación, cada quien desde lo que ama. La gobernación de Miranda es uno de esos lugares donde, sin importar la tendencia política ni el lugar donde se nació, cada una de las muchas personas que aquí trabajan construyen un futuro mejor. Mejor y para todos.
Si hay algo que debemos afirmar en una fecha como ésta, justo cuando el año termina, es que no podemos dejarnos expropiar el futuro. Pero eso incluye algo más grande: debemos mantener viva la posibilidad de imaginarlo. Todo lo que ha hecho el ser humano ha tenido que ser imaginado primero, así que los sueños y las metas tienen que darse la mano con la esperanza de que un país mejor es posible y de que hay cambios que son necesarios y que llegarán. Porque si algo tiene el futuro es que es indetenible, así que cada uno de nosotros debe tener la capacidad de imaginar el país que merecemos y la fuerza necesaria y el empuje para hacer de esa idea una realidad.
Cuando somos niños imaginamos en libertad. Me gusta aprender de eso que sucede en los patios de recreo de las escuelas de Miranda, cuando se le pregunta a uno de esos chiquiticos qué quiere ser cuando sea grande y no se ponen límites. Por eso los invito a que imaginemos, con la honestidad con la que lo hacen nuestros muchachos mirandinos, cuál es el país que queremos tener en el futuro. Eso nos permitirá darnos cuenta de cuál es la parte que nos corresponde a cada uno, para irla atendiendo desde ahorita. Porque el futuro comienza en cada uno de nosotros apenas nos ponemos a trabajar para hacerlo realidad.
Muchos son los recursos que los adictos al poder utilizan para impedir que imaginemos que un futuro mejor es posible. Desde convertir la ineficacia en una política de Estado que impide que nuestras familias ahorren y planifiquen con tiempo y convicción sus metas, hasta quitarle el valor a la vida dejando que todo un país se acostumbre a cifras de muertes violentas que no tienen ni siquiera países que hoy en día están en guerras terribles.
Sólo a los adictos al poder les conviene que creamos que nada puede cambiar. Por eso la Gobernación de Miranda se mantiene como una manera de demostrar que el buen gobierno es posible. Sólo a los enfermos de poder les conviene que las soluciones no lleguen a las vidas de los venezolanos. Por eso en la Gobernación de Miranda gobernamos con los mejores especialistas y quienes conocen de cerca las necesidades de nuestro pueblo. Sólo a quienes desean el poder por el poder, sin ánimos de servir, les conviene que los pobres sigan siendo víctimas de las trampas de la pobreza y dependiendo del Estado. Por eso yo creo en una nueva manera de hacer política, donde el Estado es capaz de acompañar a las familias en sus necesidades, pero ayudándolas a superarlas y creciendo junto a ellos.
Es cierto, todo indica que el 2013 será un año duro y de grandes cambios. Venezuela ha aprendido mucho en muy poco tiempo. Hoy conocemos el valor de la unión, del acuerdo, de la necesidad de concertar puntos comunes y trabajar para cumplirlos. Quienes creen que las cosas no pueden cambiar van a ir despertando a medida que cada uno de nosotros, esta fuerza que mueve el cambio, hagamos lo que nos toca con nuestro pedacito de futuro.
Sí, tenemos más futuro que pasado. Y quienes se quedaron estancados en el pasado no saben que les llevamos una enorme ventaja: el futuro que estamos imaginando y empezando a construir también los incluye a ellos y a la posibilidad de que las metas de la gente de bien sean un asunto posible y nuestro.
Que 2013 nos sirve para hacerle saber al mundo que el futuro nos pertenece.
¡Que Dios bendiga a Miranda! ¡Que Dios bendiga a Venezuela!
Feliz año ¡Sigamos adelante!