El cristianismo… imparte a los hombres una doble vida y ofrece los goces imaginarios del cielo como un solaz para las miserias reales de esta vida. Karl Marx
Definitivamente nuestro folclórico Socialismo del Siglo XXI da pa´ todo. Los hasta hoy anticlericales, descreídos, irreverentes, insultadores de cardenales, obispos y sacerdotes, los repudiadores de nuncios y papas, se reúnen compungidos, agarrados de las manos y dándose golpes de pecho, en uno de nuestros templos católicos más rancios y conservadores para rezar en pretendida familia y pedirle a ese Dios inexistente por la salud de aquel que nunca nada quiso con el Reino de Dios en la Tierra.
Se presenta un tanto cínica, desvergonzada y desfachatada la cuestión de contemplar en cadena de medios públicos a nuestros más rancios materialistas históricos rezar un Padre Nuestro y un Ave María, para que el hasta ahora vilipendiado padre de todos los hombres -que nunca fue de ellos- interceda por la salud del Padrecito propio que agoniza en brazos del verdadero Padre eterno y verdadero.
Resulta pues que la religión católica ya no es -para nuestros rojo rojitos de vaudeville- como apuntaba Marx: “el suspiro de la criatura oprimida, el sentimiento de un mundo sin corazón, así como el espíritu de una situación sin alma. Es el opio del pueblo”, sino un entretenimiento oportunista y plañidero al que se puede recurrir cuando la invencible materia sucumbe, la medicina cubana falla y el ser humano se enfrenta a lo imprevisible, y se ve obligado a responder por lo hecho y dejado de hacer, interponiendo oraciones que salven del infierno una pretendida alma.
Ciertamente, resulta por lo demás fingida esa inopinada misa de sanación y de aguinaldo en la que los rojo-rojitos más conspicuos, los come curas del pasado, imploran llorosamente por la vida después de haber predicado a boca de jarro la muerte, en la que se implora salud para aquel que es incapaz de brindarla a los que se extinguen lentamente en las ergástulas de la Revolución.
Imaginamos que en el fuero interior de más de uno de esos rojitos que apuestan por la vida eterna del LÍDER, se haya elevado una oración por el reposo del alma de Franklin Brito, a quien dejaron morir de hambre para demostrar que la Revolución está por encima de todo y de todos, y por la paz de los más de 19.000 asesinados del proceso en este otro fatídico año rojo rojito, altamente teñido de sangre inocente.
Me comenta un camarada de la vieja escuela marxista de los sesenta que comunista rezando es como zamuro cuidando carroña.