La capital del municipio Andrés Eloy Blanco vibró este viernes con los más de 800 Zaragozas que tomaron las calles de Sanare.
Los moradores de la ciudad jardín se mantuvieron en vigilia desde la noche del día 27, cuando el sonido de los cascabeles, los cohetes y el tradicional golpe ¡Ay Zaragoza! se escurría por cada rincón del pueblo.
La tradición multicolor que cada 28 de diciembre pinta las calles de Sanare y otros caseríos del municipio Andres Eloy Blanco, se inició como de costumbre a las 4:00 de la madrugada en casa de la señora María Valeria de González, capitana organizadora desde hace 50 años.
En dicho escenario tuvo lugar el “rompimiento”. Los locos y locainas se congregaron frente al altar, cantaron la Salve y elevaron oraciones frente al lienzo que refleja la degollación de los niños mártires que cuenta la historia sagrada.
Tras la ceremonia, los Zaragozas tomaron café y salieron a tocar las puertas de cada hogar para invitar al pueblo a honrar la memoria de los inocentes que fueron víctimas del Rey Herodes.
A las 6:00 de la mañana los vistosos enmascarados, siguiendo a Bernabé Alvarado, capitán mayor, se congregaron en la iglesia San Isidro para el primer oficio religioso.
Luego de la misa, numerosos Zaragozas alzaron el “chaparro” de membrillo que colocan sobre sus cabezas en señal de que estaban disponibles para bailar con quienes deseaban pagar promesas.
De manera que por largo rato bailaron en los alredores del templo junto a los niños y adultos que se dieron cita en la parte baja del pueblo.
Más tarde, en alegre y colorida procesión, los locos subieron hasta la Concha Acústica, donde continuaron danzando con propios y visitantes hasta que se escucharon las campanadas de la iglesia Santa Ana, las cuales llamaban a la homilía central.
Un antes y un después
El padre Luis del Monte presidió la eucaristía en la iglesia Santa Ana. Tras el evangelio, se preguntó qué tanto hemos crecido desde que el Rey Herodes ordenó la matanza de miles de niños.
“La soberbia de Herodes acabó con la vida de muchos inocentes, esto se entiende como el antes, ahora, en 2012, cuántos niños mueren a causa del aborto y el maltrato infantil”.
Es preciso, destacó el párroco, analizar la realidad actual y reflexionar en torno a la cantidad de niños y adolescentes que mueren en las calles, víctimas de la inseguridad… o porque lamentablemente se han convertido en potenciales delincuentes debido a la carencia de un entorno familiar propicio y por ende valores.
En ese sentido, el sacerdote sostuvo que los padres no pueden conformarse con exclamar que sus hijos son así y punto.
“Somos transformadores. Es valiosísimo que los padres den lo mejor de sí para que cada día los hijos sean mejores seres humanos. Los padres son constructores del núcleo familiar y por ende de un país”.
Por otro lado, el padre se preguntó hasta qué punto hemos perdido la inocencia y cuánto nos preocupamos por conservar la ingenuidad de los niños en un mundo cagado de antivalores y de tanta devoción por lo material.
En otro orden de ideas, explicó que las promesas que se realizan en ocasión de la conmemoración de los santos inocentes deben partir de un verdadero sacrificio.
“Ofrecer algo bueno a Dios significa pensar en la familia, en los hijos, en las esposas y en los esposos. Ámate y ama a tus semjantes, sólo de esa manera se construye una familia y un país, así Dios verá con agrado cada sacrificio”.
Reiteró que la materia prima de ese mañana mejor son los niños, esto sólo es posible si la familia se preocupa por sembrar y afianzar valores.
“Es momento de pensar con detenimiento y entender que hoy debemos ser mejor que ayer y mañana mejor que hoy”.
Finalmente, al concluir la misa, los Zaragozas danzaron nuevamente en la Concha Acústica y recorrieron las calles del pueblo junto al grupo musical Curigua, acompañados por la masiva concurrencia que disfrutó de los mimos y bufonadas de los coloridos locos.
Fotos: Edickson Durán