¡Qué expresión tan hermosa! ¡Qué sensación tan agradable! ¡Qué alegría produce decir! !Ya es navidad! Es como si estuviéramos esperándola desde hace siglos y al fin llegó. Un tiempo para reflexionar en los mejores sentimientos humanos. Una ocasión maravillosa para extraer del hombre los mejores propósitos para con la familia y con los demás. Un momento propicio para perdonar y pedir perdón. Para dar, en vez de esperar recibir. Amor, comprensión, paciencia y tolerancia con todos. Y disponer de algún bien material para satisfacer la necesidad de otros.
Por simple lógica sabemos que Jesús no nació en esta época del año. Pero eso no importa. La verdad, estoy convencido, que aquello que no edifica espiritualmente no vale la pena confrontarlo. Hay muchos que se descabezan y viven en controversia por tratar de explicar asuntos que ayudan poco al crecimiento espiritual. Por lo cual terminan distanciados de aquellos, quienes necesitan del mensaje de Salvación y esa no es la idea. Debemos centrarnos en las cosas que Dios nos ha revelado. Y las que no ha revelado debemos dejárselas a él. «Las cosas no reveladas pertenecen al Eterno nuestro Dios, pero las reveladas son para nosotros y nuestros hijos para siempre, para que cumplamos todas las palabras de esta Ley».Deut.29:29,
Si Dios hubiese querido que nosotros hoy, conociéramos la fecha exacta de su nacimiento en la persona del Unigénito, lo hubiese revelado. Pero no lo hizo. Lo que si reveló con lujo de detalles, fue el plan de Salvación para un mundo que poco a poco iba a entrar en desesperación y angustia. Un planeta que no tiene futuro en la mente y las manos de los hombres. Una humanidad que fue secuestrada por el pecado y ahora, guiada por el espíritu de Satanás, que es ambición, mentira, avaricia, corrupción, hipocresía y violencia, se encuentra sin esperanza. Condenada a desaparecer irremisiblemente por la maldad. Por la autosuficiencia, la prepotencia y la arrogancia, entronizada en el corazón del hombre que se alejó de Dios.
De manera concluyente y sin atenuantes, la raza humana camina de manera inexorable hacia su propia destrucción. Y esto no es un secreto para nadie. El mundo está rápidamente llegando a ser lo que fue antes del Diluvio. De esa época leemos: «Y se corrompió la tierra delante de Dios, y estaba la tierra llena de violencia. Y miró Dios la tierra, y he aquí que estaba corrompida; porque toda carne había corrompido su camino sobre la tierra» (Gén. 6: 11, 12).
La buena noticia mis amados, es que !Ya es Navidad! Por cuanto nació el Redentor y Salvador de este mundo, de este planeta, de la raza humana. Nació nuestro Señor Jesús. Que muy a pesar, que el enemigo espera se quede recién nacido y acostado en un pesebre en la mente del hombre, creció, habitó entre nosotros, murió en la cruenta cruz del calvario y resucitó para asegurar nuestra Salvación. “ Y declara: «Mas como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre.” Mat.24:37. Es por ello, que la alegría y optimismo debe reinar en nuestros corazones, por cuanto al nacer Jesús y morir por nosotros en la cruz, nació también la navidad, la cual alcanzará su cenit con su Segunda Venida y por lo tanto el fin de este mundo de pecado y maldad. Pero no, en el planteamiento absurdo de Los Mayas, que tantas mentes preclaras ha ensombrecido. Sino como lo dice Dios en Las Sagradas Escrituras.
Cuando aquellos humildes pastores, esa noche, estaban guiando sus ovejas en los campos de Belén, una fuerte luz les sorprendió y se asustaron. “Pero el ángel les dijo: «No temáis, porque os traigo una buena noticia, que será de gran gozo para todo el pueblo; «que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador que es Cristo, el Señor.” Luc.2:10,11. Si, nació Jesús y llegó la navidad. Pero la navidad no es un día, ni un mes. Eso es írrito. La navidad es todo el año. Es toda la vida. Por cuanto Jesús murió en la cruz del calvario y resucitó, asegurándonos la Salvación y la Vida Eterna. Pero Ud. tiene que quererla, pedirla, anhelarla y vivirla cada día. Cada mañana y cada noche. Si no, Ud., lamentablemente estará muy lejos de la verdadera Navidad.
Mi querido amigo y amiga, no pierda la oportunidad en este tiempo. Siembre en su corazón las bases solidas de una navidad permanente. De una alegría diaria. De una seguridad legítima y de una esperanza sólida. Que en medio de cualquier aflicción sobrevenida, fortalezca su vida. Y esa esperanza no es otra: CRISTO JESÚS. !Hasta el martes Dios mediante! “Honraré la Navidad en mi corazón y procuraré conservarla durante todo el año.” Charles Dickens. Novelista inglés.