#Opinión: NAVIDAD Autor: Carlos Mujica

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Detrás de “Feliz Navidad” o quien sabe desde dónde, hay mucho más de lo que la expresión manifiesta. Sobre todo en estos días a los cuales agregamos que son de navidad. Empecemos por esta palabra que califica los días decembrinos. ¿Qué es Navidad? Son los días decembrinos que transcurren hasta el día veinticinco –podríamos decir-; Posiblemente no haya razón intelectual en la respuesta. La gente –me incluyo- solemos hablar, hacer uso de la palabra, sin ningún fundamento racional. Tomamos del saco donde se ocultan los mecanismos psíquicos que imaginan las palabras, y que unidas al sonido pronunciamos para hablarlas. Esto del saco es una manera de concebir ese algo sin que ese algo tenga algún fundamento.

La propia palabra navidad, natividad viene de nacer, nacimiento. Y si no parece cierto por lo menos así nos lo imaginamos. La imaginación es el medio más trascendental para otorgarle significación espiritual a las cosas almificándolas. Navidad es una palabra dulce, no empalagosa; su contenido es el resto de lo que quedó de aquella panacea con el cual la gente que anduvo por el desierto hubo de alimentarse porque no había otra cosa. Era una provisión milagrosa, que sólo la realidad imaginada de esos días de angustia y de esperanza de esa gente, logró el milagro de la lluvia sobre todos ellos. Se trata de ese rico manjar que no discernimos si era sólido o de cuál otra consistencia. Nos referimos a la ambrosía. Lo imaginamos de diminutos granulillos como la flor semilla del amaranto, que podía llover sin afectar a sus recolectores.

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La ambrosía como la Navidad señala un estado y unas condiciones con las cuales nos sentimos identificados y creemos vivir y vivirlas en una situación de sublimidad; no importa cuál sea la situación económica que vivamos. Navidad es eso que sentimos vivir y que produce sobrecogedora satisfacción y alegría. La navidad es ajena de los arbolitos porque no los necesita; igualmente tampoco necesita de las bambalinas como adornos y de las luces para iluminar las bambalinas y el arbolito. La navidad es un estado de pureza del alma inocente con la cual el cuerpo se insume en ese estado en los días navideños. Juntos alma y cuerpo, que nunca se conjugan, suelen conseguirlo en esos días milagrosos para unirse en un solo sentimiento. Masa y alma a pesar de habitar un mismo cuerpo son diametralmente opuestos, solamente la potencialidad vibrante de esos días propician tan elevados resultados como la conjunción.

¡Feliz Navidad¡ es apenas la expuesta fachada de quien usa esos términos. El ser que las dice se siente poseído de ese espíritu de conjunción que priva en esos días. Los días del nacer de un niño muy especial para la humanidad. Llenamos nuestro ser de mucha dicha y de desbordante felicidad. Ser dichosos es estar es paz consigo mismo. La felicidad es una situación a la cual transferimos ese estado mágico de la dicha con significación netamente espiritual. Hay que vivir la navidad despojado de todo boato aceptando todo lo que nos puedan brindar la esencialidad de esos días tan consustanciados con la humanidad.

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