Para recordar: El buey conoce a su dueño, y el asno el pesebre de su señor; pero Israel no conoce, mi pueblo no tiene discernimiento” (Isaías 1:3).
Leyendo de la página caminocatólico.org, el resumen del tercer libro: “La infancia de Jesús” escrito por el Papa Benedicto XVI, Joseph Ratzinger, evidenciamos que ha causado un gran revuelo, porque sacó del pesebre a la mula y el buey; dio una nueva fecha del nacimiento de Jesús; también dejo dudas, si la estrella que vieron los pastores y los magos fueron astros y no un grupo de ángeles, indicado en Lucas 2:13.
¿Será que los cristianos nos las vamos pasar discutiendo cosas reveladas y otras no tanto, de las Sagradas Escrituras? Entonces vale la pregunta de Jesús ¿hallará fe en la tierra cuando (él) vuelva por Segunda Vez? (ver Lucas 18:8).
Cuando se divulgó el lanzamiento del libro, la presentadora de televisión (CNN en Español), Patricia Janiot comentó: “La Iglesia tiene otros asuntos más importantes que discutir, para estar hablando, que la mula y el buey no estuvieron en el pesebre” y es allí, donde queremos centrar nuestro comentario, porque se evidencia que el libro generó, por lo menos en Internet, controversia, desilusión, resquemor, y con todo el respeto que se merece el Papa o la Iglesia Católica, que aprecia con inefabilidad las palabras del pontífice ¿tendrá razón la presentadora Janiot?
En Venezuela, ya hemos vivido hechos controversiales relativos al físico, vida y muerte del Libertador y opinamos que eso no trajo nada bueno. Hace poco, astrólogos, mayas, adivinos dijeron que el mundo se iba a acabar y como no pasó nada, cambiaron la versión y dijeron que lo que se terminó fue una era espiritual. De paso no era nada bíblico.
Gracias a un tío, el Licenciado Eliseo Ramón González Sánchez, poseemos un libro editado por el Ministerio de Educación (1945), titulado “Aguinaldos populares venezolanos” recopilación del maestro Vicente Emilio Sojo. Allí encontramos la “Jornada” y en una de sus estrofas habla del “Jumentillo” (un burriquito o burriquita) donde se sentó María, hecho factible porque estaba embarazada; a sabiendas que el trecho de Jerusalén (Nazaret) a Belén era de unos 10 kilómetros, viaje causado por el censo romano. Preguntamos ¿en qué afecta que haya una mula en esa historia, si era el transporte de los reyes, e iba a nacer un rey?
“La mula y el buey” son referidos en aguinaldos o villancicos, como la versión de la Jornada por albumcancionyletra.com; también “Corre caballito”, cantado por Nancy Ramos o “Cantemos al niño”, del español Rafael Rabay y otros más.
Por su parte, el Monseñor Juan Antonio Martínez Camino, en un video, subido al navegador youtube, manifestó que el Papa sacó a la mula y el buey de Belén porque no los reseña la Biblia, pero reconoció la presencia de la mula y el buey en el pesebre israelí, según Isaías 1:3, nuestro texto para recordar. La mula y el buey son animales que han nutrido la historia del pueblo de Israel.
Singularmente, el comentario Bíblico Adventista (1995), tomo 5, pp. 684,685, hace referencia sobre el nacimiento de Jesús y dice: “Según Elena de White, Jesús nació en un «tosco edificio» donde se daba albergue a las bestias (DTG 30). Se piensa que los artistas presentan un buey y un asno en los cuadros de la Natividad inspirados en Isaías 1:3”.
En realidad, no tenemos espacio para analizar, más profundamente, las otras controversias citadas del libro ya publicado del Papa, donde manifiesta que Jesús nació en el año 6 ó 7 a.C., y el error histórico es de tres años, y no seis o siete, ya que Jesús no fue bautizado en el año 27 d.C., (como señaló el monje Dionisio) sino en el 30 d.C., y por ello se dice que murió a los 33 años.
Por lo anterior, debemos basar lo que decimos con la Biblia, de lo contrario los cristianos no tendríamos punto de encuentro, y tal vez por ello, algunos están lamentando que no pudieron colocar la mula y el buey en el pesebre. Y, si dijéramos que Jesús nació en otoño o en primavera, ya que no está señalado en las Sagradas Escrituras, eso no nos importaría tanto; porque lo significativo es que nació en la tierra y lo más trascendental es que nazca en nuestro corazón ¿no es verdad? Entonces ¡Feliz Natividad!