Miles de palestinos y de turistas convergían este lunes en Belén, en Cisjordania, para celebrar la Navidad al cabo de un año marcado por el acceso de Palestina al estatus de Estado observador en la ONU.
El patriarca latino de Jerusalén, Monseñor Fouad Twal, la mayor autoridad católica romana en Tierra Santa, realizó su entrada solemne en Belén, una zona autónoma de Cisjordania, a principios de la tarde, acompañado de tropas de scouts palestinas con sus gaitas, herencia del mandato británico (1920-1948).
Con un cielo azul brillante, el sol de invierno calentaba a los miles de turistas y palestinos, cristianos y musulmanes, vestidos con sus mejores ropas, que se mezclaban ante la Basílica de la Natividad, lugar de nacimiento de Cristo según la tradición cristiana.
Cada año, esta colorida procesión da lugar a una gran fiesta popular palestina en la plaza del Pesebre, en el corazón de Belén, en unas fiestas que son la principal atracción turística anual en Cisjordania.
«Este año es verdaderamente especial porque las celebraciones se producen después de que la ONU nos concediera el estatus de Estado. A los ojos del mundo, a partir de ahora somos un Estado», se alegraba Taghred Rishmawi, una estudiante de 20 años de Belén.
Los palestinos reivindicaron en junio una victoria «histórica» al obtener la inscripción de la Iglesia de la Natividad y de la ruta del peregrinaje de Belén en el Patrimonio Mundial de la UNESCO, a pesar de la oposición de Israel y de Estados Unidos.
También, en el plano diplomático, lograron otro éxito al convertirse, a finales de noviembre, en Estado observador no miembro en las Naciones Unidas (ONU) durante una votación en la Asamblea General, calificada por el presidente palestino Mahmud Abas de «acto de nacimiento».
El jueves, en su tradicional mensaje de Navidad, Twal se felicitó por la ascensión de Palestina al rango de Estado observador en la ONU y lo calificó de «paso hacia la paz y la estabilización de la región».
A partir de medianoche (22H00 GMT), el patriarca presidirá la gran misa de Navidad en la iglesia católica de Santa Catalina, contigua a la Basílica de la Natividad, en presencia de Mahmud Abas, del primer ministro, Salam Fayad, y del ministro jordano de Asuntos Exteriores, Naser Jawdeh.
Esperanza de paz
«Israel podrá tratar de igual a igual con otro Estado por el bien de todos», subrayó el jueves Twal, que juzgó «urgente» encontrar una «solución justa y pacífica a la cuestión palestina».
También llamó al presidente estadounidense, Barack Obama, a una «acción inmediata» para hacer avanzar el proceso de paz.
Por su parte, en un mensaje de Navidad, el presidente Abas afirmó que en Belén resisten «a la opresión con amor; la desafiamos con dignidad; construimos las instituciones de nuestro Estado y desarrollamos nuestras infraestructuras a pesar de la máquina de destrucción del ocupante (israelí)».
Estas últimas semanas, Israel multiplicó los anuncios de proyectos de construcción de miles de casas en colonias en el anexado Jerusalén Este y en la Cisjordania ocupada, como represalia a la gestión palestina en la ONU.
Pero para Xavier Abu Eid, un palestino cristiano, consejero de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), el nuevo estatus de Palestina es un símbolo de esperanza de paz.
«En Navidad celebramos el nacimiento del Príncipe de la esperanza, del Príncipe de la paz. Desde hace 64 años, el pueblo palestino espera poder alcanzar una paz justa», dijo a la AFP refiriéndose a la «Nakba», el éxodo palestino en el momento de la creación del Estado de Israel en 1948.
En su mensaje de Navidad, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, subrayó que «en Israel hay una comunidad cristiana fuerte y en crecimiento», mientras que «el número de cristianos se reduce en Oriente Medio y muchos están en peligro».
Durante las fiestas de Navidad, el ejército israelí suavizó las medidas de seguridad para facilitar el paso por los puestos de control a los peregrinos cristianos, entre ellos palestinos de los territorios ocupados y árabes israelíes.
Belén se encuentra más allá del muro de seguridad construido por Israel en Cisjordania, que los palestinos llaman el «muro del apartheid».