La familia Santeliz, en la urbanización El Obelisco, comparte la alegría decembrina con el resto de sus vecinos a través de la exhibición de un hermoso pesebre donde participan todos los integrantes del hogar, aunque son cuatro hermanos, los que más se destacan con la creación del nacimiento.
Muestran, por un lado, la unión familiar y, por otra parte, la fe en la sagrada familia representada por San José, la Virgen María y el Niño Dios. La señora María de Santeliz, al frente de la casa, es la primera en organizar las voluntades de sus hijos. Seguidamente, Carmen, una de las hermanas del núcleo, con grandes habilidades en manualidades asume la batuta.
“Nos llena de alegría elaborar el pesebre; mis hijos y nietos se suman en esta hermosa tarea que realizamos año tras año. Todos los vecinos se interesan por saber cuándo haremos el nacimiento. Nos llena de bendición tener entre nosotros a la familia del Redentor”, sostuvo la señora María.
En el nacimiento, se observan materiales de desechos, artículos decorativos traídos del extranjero y también recursos naturales que marcan la diferencia con el resto de los pesebres del urbanismo. Los hermanos Isolina y Pablo Santeliz, alegan que la reunión familiar donde acuden todos los miembros es justamente cuando se disponen a elaborar el nacimiento.
“Mi hijo está en el exterior y, una manera de recordarlo, es dedicándole una parte del nacimiento con muñecos de nieve y trineos. Nos da gusto que la tradición familiar sea parte también de la urbanización: todos muestran su satisfacción”, contó Isolina Santeliz.
Cantos de aguinaldos
Mientras tanto, en la urbanización El Sisal, también en el oeste de la ciudad, existe un espacio alusivo a la ciudad de Belén. La figura del Ángel Gabriel, es lo primero que resalta por su gran tamaño, además de los animales del campo que van muy bien con el ambiente humilde y sencillo donde nació el Mesías.
Se trata del pesebre de la familia Torbello Medina, ubicado prácticamente en todo el porche de la casa donde acuden los ministerios de música de las parroquias católicas vecinas para entonar los cantos de aguinaldos. Es un hogar donde se respira la paz de Cristo y los integrantes del grupo familiar se esfuerzan por vivirla con sus semejantes.
“Las puertas de nuestra casa están abiertas a toda la comunidad: el porche se llena de las personas que vienen a contemplar el nacimiento. Es importante que todos los hogares mantengan viva la tradición del pesebre y además aviven los valores que son tan útiles para la sociedad”, sostuvo Gladys Medina de Torbello.
Para la elaboración del pesebre utilizaron, en su mayoría, papel que decoraron con variados colores para simular especie de montañas. En el caso de la familia Torbello Medina, fue una joven llamada Cristina, la encargada de llevar a cabo cada una de las manualidades con la ayuda de otros integrantes del hogar, atraídos por la Navidad y los buenos deseos propios de la época decembrina.
Fotos: Daniel Arrieta