Llegó en el momento que no debía, la vestimenta que cargaba Julio César Viloria Granado la noche del viernes sería su sentencia de muerte. El hombre de 30 años se topó con un grupo de delincuentes que estaban atracando y al verlo con radio y una chaqueta de seguridad, creyeron que se trataba de un funcionario y le dispararon.
Salió temprano
Melissa Delgado cuenta que su pareja desde hace diez años salió de su residencia ubicada en la carrera 5 entre calles 1 y 8 de la urbanización Luis Hurtado Higuera, al oeste de la ciudad. Viloria Granado se despidió de su esposa y sus dos hijos, un varón de 9 años y una hembra de 3.
Vestía un blue jeans, la camisa con la identificación de la empresa y una chaqueta negra que decía Seguridad. Desde hace tres meses se dedicaba a la supervisión de vigilantes que están desplegados en varias empresas de la ciudad.
Una vez que terminó con su jornada diaria Viloria Granado se fue hasta Barrio Unión a visitar a su padre. Karina Bastidas, madrastra del joven, comenta que estuvo desde las 8:30 de la noche del viernes hasta las 10:30 en su casa, allí no recibió llamada alguna y dijo que se iba a su casa. A las 11:15 de la noche la central de comunicaciones obtuvo señal del radio que cargaba el joven supervisor. Era una persona extraña informando que a Viloria Granado lo habían herido de bala en el Club Hispano, ubicado en la avenida Florencio Jiménez. De la central llamaron a un cuñado y fue en ese momento que su familia se dio por enterado de lo sucedido, manifestó Bastidas.
No hubo quién lo auxiliara. Un disparo en la intercostal del lado derecho, con salida en la izquierda acabó con su vida en cuestiones de segundos.
Llegó en mal momento
Según indicaron algunos testigos, dentro del local se estaba efectuando una fiesta, además estaban los socios del club; momentos antes había llegado un grupo de cinco delincuentes.
Los hampones sometieron al vigilante, tres quedaron con él mientras le preguntaba dónde estaban las armas. En ese momento Viloria Granado, quien se trasladaba en su motocicleta, se detuvo en el lugar, se acercó hasta el portón donde estaban otros dos delincuentes y preguntó qué pasaba. Aparentemente cuando los sujetos le vieron la chaqueta negra que decía Seguridad y su radio, creyeron que era funcionario de algún cuerpo de seguridad y le dispararon antes que tratara de impedir la acción delictiva.
La víctima caminó mal herido hasta su moto y allí se desplomó en la calle. Los maleantes, al ver lo sucedido, escaparon sin robar.
Cabe destacar que en repetidas oportunidades al lugar se han metido a asaltar, siempre despojan a los vigilantes de sus pertenencias y hasta la plata del estacionamiento.
Familiares lloraban en las afueras de la morgue. Por primera vez atraviesan una situación así. «La inseguridad no se aguanta, salimos de la casa, pero no sabemos si regresamos», comentó entre lágrimas Delgado.
Funcionarios del Eje Contra Homicidios están investigando este crimen cometido al oeste de Barquisimeto.
Fotos: Ángel Zambrano
