Servir al país en un proceso electoral representa para cualquier ciudadano un reto importante por cumplir.
De la forma más directa, el miembro mesa es garante de la transparencia de los comicios, de su efectivo desarrollo y satisfactoria culminación.
El país está acostumbrado a participar en elecciones y es que en los últimos años los venezolanos han acudido continuamente a las urnas a expresar su voluntad.
En reiteradas ocasiones, los rectores del Consejo Nacional Electoral (CNE) han admitido la importancia que poseen estos servidores públicos, e incluso, han solicitado la incorporación de los partidos políticos para que se les brinde un trato adecuado.
Sin embargo, las condiciones para ejercer este servicio son bastante deficientes.
En las últimas elecciones regionales se evidenció la desmotivación de los miembros de mesa para cumplir con su obligación.
Casi todos los centros electorales reportaron la marcada ausencia de los seleccionados, y el retraso que esta situación causó en el proceso electoral.
Sólo en la Unidad Educativa Costa Rica, el proceso de votación arrancó casi a las 10:00 de la mañana, debido a la ausencia de los miembros de mesa.
Por diferentes motivos, y a pesar de las sanciones de carácter económico que implica eludir la responsabilidad, decenas de personas no acudieron a los centros de votación.
Esta actitud, aunque a primera vista podría considerarse falta de compromiso con el país, deja muy claro que no existen condiciones atrayentes que les permitan a los ciudadanos servir gustosos a la Nación.
Bonificación fuera de ley
La remuneración mínima de los trabajadores es de 2 mil 047 bolívares; por tanto, un día de trabajo equivale a 58.25 bolívares, y la hora de salario 8.53 bolívares.
Bajo estos cálculos, la bonificación que otorga el CNE a los miembros de mesa (150 bolívares), es insuficiente y no se ajusta a lo mínimo que exigen las normas del país.
Inicialmente, el servidor electoral recibe una capacitación cuya duración es de tres horas.
Posteriormente, debe vigilar el proceso de instalación de mesas con un promedio de cuatro horas de duración.
El día de la votación, el servicio a la Nación se traduce en casi 19 horas de trabajo ininterrumpido en los centros electorales, sin relevo, ni comidas garantizadas por el CNE. La hora de inicio de la jornada es a las 5:00 de la mañana hasta las 6:00 de la tarde, cuando se procede al acto de cierre.
Unas 3 horas se consumen en el acto de escrutinio y otro par en el proceso de verificación ciudadana.
Si el número de horas trabajadas se calcula en función de la remuneración mínima del trabajador, la bonificación adecuada que debería otorgar el CNE sería de 313.50 bolívares, es decir, 51% más que lo cancelado.
La jornada del día de votación no contempla horas de descanso y alimentación, derechos consagrados en el artículo 168 de la Ley Orgánica del Trabajo, de los Trabajadores y Trabajadoras (Lottt).
Incluso, es común observar a los miembros de mesa consumiendo alimentos en el mismo centro electoral, sin separarse un solo instante de la labor.
Por si fuera poco, las tensiones, propias de los procesos electorales, han generado desavenencias entre los funcionarios del Plan República y los servidores electorales, situación que, lejos de contribuir a un desarrollo armónico de sus funciones, promueve los conflictos y enfrentamientos.
Quien termina su función a elevadas horas de la noche, tampoco tiene garantizado el transporte hasta su residencia.
A revisión
Hacer un alto a las actividades cotidianas para atender los intereses colectivos, es un gesto de amor al país, de solidaridad y responsabilidad social.
El pasado 16 de diciembre, 180 mil miembros de mesa fueron convocados a trabajar en las elecciones regionales bajo estos mismos conceptos.
Si bien el servicio electoral se presta solo una o dos veces al año, una realidad inocultable es que todo ciudadano tiene derecho a desarrollar funciones en condiciones mínimas de estabilidad y buen trato.
En este sentido, tanto la Defensoría del Pueblo como el Instituto Nacional de Prevención, Salud y Seguridad Laborales (Inpsasel) están llamados a exigir al árbitro electoral un trato acorde a los ciudadanos y una bonificación justa en atención a la altísima responsabilidad que ejercen.
Paso a Paso
Ser miembro de mesa es una tarea que implica estar atentos a cuestiones aparentemente simples, como los tomacorrientes donde se conecta la máquina, hasta explicar paso a paso el sistema de votación a los electores que llegan con inquietudes.
En esta labor no están solos, los apoya el Plan República y los 84 mil operadores del Consejo Nacional Electoral.
El CNE selecciona los miembros de mesa, así como de los integrantes de las juntas electorales, por sorteo automatizado. Se escogen al azar, de entre la totalidad de los electores, exceptuando a los mayores de 65 años.
“El Registro Electoral que se utiliza para la selección, el programa de computación y el sorteo mismo son auditados por representantes de las organizaciones con fines políticos, con la intención de verificar que nadie haya sido incluido o excluido incorrectamente del Registro, que el programa realmente haga escogencias al azar y que el sorteo se cumpla con las normativas”, indica el ente rector.
En este sentido, la escogencia al azar garantiza que los miembros de mesa no sean seleccionados por tendencias políticas.
La notificación a los miembros de mesa es realizada por el CNE a través del correo ordinario, mensajería de texto, publicación en la página Web y campaña institucional en los medios de comunicación.
Fotos: Dedwison Álvarez/Rinolfo Quintero/Simón Alberto Orellana