#Opinión: ¿Victoria perfecta o transición hacia la nada? Por: Angel Rafael Lombardi B.

Según el CNE pro oficialista el PSUV obtuvo veinte gobernaciones, mientras que la oposición apenas tres. En nuestros cursos de Ciencia Política tenemos la tendencia a prefigurar escenarios en función de análisis probabilísticos que la realidad a cada rato se dedica a desmentir. La variable “enfermedad del Presidente” en una situación cuando “ya estaba curado” contribuye a explicar el actual resultado, aunque no es del todo satisfactoria.
El escenario post electoral a nuestro modo de ver se explica por el hecho de los reacomodos que ahora empiezan a producirse dentro de las filas oficialistas y al más alto Gobierno ante una probable ausencia del Presidente Chávez. La variable Cuba también juega otro rol que no se puede subestimar. Para nadie es un secreto que la economía cubana depende de la ayuda chavista venezolana y que el Presidente le ha entregado buena parte de nuestra soberanía a los hermanos Castro, es más, en aéreas tan sensibles como las de seguridad, telecomunicaciones, salud e identificación (cedulación y pasaportes) existe la intromisión de funcionarios cubanos entrenados ideológicamente para resguardar estructuras claves para el control político y social violentando preceptos claves de nuestra Constitución. El mismo Presidente de la República prefiere curarse en La Habana que en su propio país, o yendo más lejos, no ha tenido ningún reparo en “gobernar” a los venezolanos desde un país extranjero.
Lo lógico en ésta elección es que la oposición no sólo hubiese mantenido sus gobernaciones actuales, sino que también ganase unas nuevas. El descontento de muchos acerca de la imposición de candidatos a dedo, la mala gestión de la mayoría de ellos y una evidente erosión que produce el largo ejercicio en el poder, contribuiría a esto.
Ante una situación de anomia como la que actualmente vivimos, y ante la posibilidad muy real, del líder indiscutido ausente, se activaron todas las alarmas y se activó un plan para acelerar la concreción del actual proyecto hegemónico anti democrático. Es difícil entender la democracia basada en una hegemonía partidista que copa todos los escenarios institucionales e impone una “nueva legalidad” haciendo burdas maniobras.
Seguimos sin entender que estamos en presencia de un proyecto de naturaleza autoritaria, populista y militar que sólo aspira a la hegemonía total, sin permitir, salvo en las apariencias, el libre juego pluralista junto a los debidos contrapesos que toda democracia que se precie debe tener.