Sin tregua
¡SEGUIMOS EN LA LUCHA!
Vamos a estar claros. La idea del régimen sigue siendo acabar, arrasar, pulverizar, convertir en “polvo cósmico” a la Alternativa Democrática. Los candidatos de elecciones anteriores fueron silenciados, tal es el caso de Salas Romer. Manuel Rosales fue perseguido hasta que se vio obligado a irse del país y Arias Cárdenas volvió, rodilla en tierra, a buscar la protección del padrecito más allá del vuelo gallináceo que protagonizó.
Esta vez la orden era teñir de rojo rojito todo el país y el dinero no era problema. Gastaron sin medida y sin control, tapizaron cada estado con la cara de sus candidatos, repartieron electrodomésticos, entregaron misiones, pensiones, jubilaciones al por mayor, prometieron el oro y el moro, controlaron a su feligresía con el activismo de patrullas asalariadas que amenazan en los barrios, urbanizaciones, en la burocracia estatal, en empresas públicas y privadas, en universidades…
Además, todos sin excepción, usaron y mercadearon la enfermedad presidencial para manipular la emocionalidad de sus huestes. Ningún candidato fue un simple ser humano con vocación de servicio o que solo quería el poder. No señor. Todos se presentaron como los emisarios de su deidad en tierra venezolana. Algunos, a propósito de las fiestas decembrinas, añadieron ingredientes navideños a sus candidaturas, y le dijeron a sus electores que el mejor aguinaldo para el convaleciente, no era otro que un triunfo arrollador de todos los ungidos por el dedo del líder único, que algunas veces pasea por Miraflores. Ganar 23 gobernaciones sería, entonces, un potente remedio para curar los males del hijo de Fidel.
Pero, el reconfortante de mayor fuerza tenía que ver con una aplastante derrota a Henrique Capriles. Por eso mandaron a Miranda, a quien después de Jesse Chacón y Diosdado Cabello, ha ocupado la mayor cantidad de carteras en el tren ministerial chavista. Lo eyectaron de la vicepresidencia y del MinPoPo de agricultura y tierras y le dieron la orden de sepultar a quien el 7 – O obtuvo el apoyo de 6 millones y medio de venezolanos.
Si algún candidato tuvo recursos sin medida ese fue Elías Jaua. Repartió, regaló, prometió y sonrió electoralmente. Esto último lo había olvidado, pues su papel más importante parecía ser insultar, irrespetar y descalificar a los demócratas venezolanos. Bueno, Jaua debe estar metabolizando su derrota en un momento crucial para su padre putativo y para el país.
Henrique Capriles ganó en Miranda, pasando por encima de la orgía de petrodólares en la que se sumergió la campaña oficialista. Muchos no entendieron su decisión de lanzarse en estos comicios regionales. Pero, sin duda, buscaba la ratificación de su liderazgo, y por otro lado ganar la gobernación lo protege de la jauría que no ha descansado en su afán de neutralizarlo. Algo que logran con procesos legales amañados, que en el mejor de los casos los obligan a irse del país, con lo que consiguen su objetivo de acabar con los liderazgos opositores.
Pues bien, la Alternativa Democrática cuenta con un líder que se atrevió a confrontar el poder de un régimen que se siente dueño y señor de la nación, de la voluntad de todos nosotros, de los recursos naturales, de las reservas internacionales y del tesoro público que es lo más importante.
Y también ganó Henri Falcón aquí, en nuestro estado Lara, lo cual es una magnífica noticia para el país. En especial, porque se trata de uno de esos dirigentes bien centrado y trabajador, que se deslindó del chavismo cuando vio que se tomaban derroteros diferentes a los que él apoyó y que están plasmados en la Constitución vigente. Venció a Luis Reyes Reyes, un pupilo del comandante-convaleciente. Fue dura la contienda para Falcón, quien fuera acusado por ese egregio “revolucionario” que mientan Pedro Carreño, símbolo de las mejores virtudes que adornan a los segundones y tercerones del régimen.
Liborio Guarulla triunfó en el estado Amazonas. Nicia Maldonado, una ex-ministra, fue derrotada en aquella región, donde se asienta un buen número de las etnias indígenas nuestras. Es un logro de la constancia y del esfuerzo de quien ha trabajado para y con estos sectores de nuestra sociedad siempre preteridos y olvidados por el poder rojo rojito. Si votaron nuevamente por Guarulla es porque aprecian en él a un igual, quien conoce sus necesidades y que sabe como resolver sus problemas, sin incurrir en el paternalismo castrante que ha caracterizado la relación del poder con estos pueblos ancestrales.
No es para lanzar cohetes, pero en medio de la pérdida de varias gobernaciones la Alternativa Democrática sólo perdió un punto con relación al 7 – O. ¡Seguimos en la lucha!.
