Con la cercanía de la procesión 157 de la Divina Pastora a la ciudad de Barquisimeto, la Arquidiócesis de Barquisimeto ultima los detalles de la manifestación de fe que es admirada en el mundo entero. Se trata de un evento religioso que cuenta con un recorrido de 7 kilómetros, entre cantos y oraciones, dirigidos hacia la intercesora ante su hijo Jesús.
Ayer, y a propósito de los gestos que manifiesta la feligresía hacia la patrona de los larenses, María González, servidora de la parroquia Santa Rosa de Lima, ex integrante de la Sociedad Divina Pastora y quien además vistió en varias oportunidades a la Imagen que va sobre los hombros del pueblo, cada 14 de enero, reflexionó acerca de la vestimenta que usará la Virgen.
Exhortó a los devotos a fijar la mirada directo al corazón de la Inmaculada, donde hay espacio para cada uno de sus hijos espirituales y es allí donde se encuentra la más grande belleza de la desposada con San José.
“Nuestra fe tiene que ir creciendo. Ya debemos dejar a un lado lo superficial, lo material. Lo importante no es el vestido, es María Santísima”, recalcó.
No hay ritos sino devoción
De su experiencia, como una de las fieles colaboradoras para preparar el trono y la Imagen que sale en procesión el 14 de enero desde Santa Rosa hasta la Catedral de Barquisimeto, mencionó que antes de disponerse a alistar todo lo concerniente a dicha procesión, lo primero es participar de la oración personal y comunitaria.
Hace saber que entre las enseñanzas dejadas por la bella doncella de Nazaret, está precisamente el fervor por los asuntos del Padre, de su hijo Jesucristo.
No hacer alardes, sino vivir el recorrido mariano con el corazón apegado a Cristo, de la mano con la Virgen María, es la recomendación especial que hace la señora María González, quien agradece la mediación de la Divina Pastora y a ella dedica su éxito personal y familiar.
“Bendiciones he recibido muchas, así como cualquiera de sus hijos. Cuando nos hacemos hijos de María Santísima, vivimos para Dios, sirviéndolo a través de nuestro prójimo. Gozo de salud, de una familia maravillosa y esa es mi mayor bendición. Le digo a mi bella (la Pastora de las Almas) que me acompañe siempre”, compartió.
Por otro lado, habló de las intenciones que con el paso de los años ha conocido en los devotos que ofrendan los vestidos. Resaltan la generosidad de Dios, en atender sus súplicas y en gratitud es como deciden confeccionar por sí mismos el atuendo de la patrona de los larenses o dejarlo en manos de expertos en la costura.
Los vestidos, dijo, hablan de la buena voluntad de la gente en enmendar sus faltas. Aunque desmintió que estuviera a cargo de confeccionar el vestido para el próximo 14 de enero, se limitó en decir que el requisito indispensable para engalanar a la Madre del Salvador, es siendo semejante a su propio Hijo, en la oración, fraternidad con los hermanos, participación en la Iglesia, entre otras prácticas piadosas.
Foto: Simón Alberto Orellana
