Balletista Claudia Olaiz: La danza es mi vida

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Vestida con un traje árabe, la bailarina barquisimetana Claudia Olaiz se alista para el segundo acto del clásico navideño el Cascanueces, que se presentará hasta este fin de semana en la sala Ríos Reyna del Teatro Teresa Carreño (TTC), Caracas.

Emblemático montaje donde la guara ya tiene 15 años siendo parte de la historia, la cual se estrenó en 1996 de la mano del maestro Vicente Nebreda (nombre artístico Nebrada), con quien tuvo la oportunidad de trabajar. Fue él quien la escogió como la madre de Clara (primer acto), rol que todavía interpreta; además de Gota de Rocío y la bailarina árabe (segundo acto).

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Este año el espectáculo, inspirado en el cuento de Ernest Theodor Amadeus Hoffmann “El Cascanueces y el Rey de los Ratones”, llega a su décima séptima temporada; y por primera vez está acompañado por la Orquesta Filarmónica Nacional del Centro Nacional de Música, dirigida por la maestra Elisa Vegas.

EL IMPULSO conversó con la virtuosa bailarina, quien en todo momento irradió alegría y satisfacción por su carrera. Su hermoso rostro atrapa las miradas de quienes la rodean. Es toda una muñeca, con una dulce sonrisa, esbelta y un cuerpo definido por sus movimientos.
Tiene 21 años viviendo en Caracas, siempre bailando, ciudad que hizo suya para convertirse en toda una bailarina profesional, meta que alcanzó con laureles. “Porque los chances y oportunidades estaban acá, por eso terminé el bachillerato y en lo que pude comencé a trabajar aquí”.

-¿Cuánto tiempo lleva en el Ballet TTC?
-En el teatro tengo 15 años, pero también trabajé en el Ballet Contemporáneo de Caracas y en el Ballet Juvenil de Venezuela, en aquella época habían muchas compañías de ballet y opciones para escoger. En el Cascanueces comencé apenas entré en el ballet del teatro, ese era el tercer año, ya tengo 15 años en la obra.

-¿Cómo ha crecido dentro de la emblemática pieza?
-Gracias a Dios entré con puesto de solista desde el principio, que es el que mantengo hasta este momento. He crecido, porque cada año he ido evolucionando en el personaje, uno lo va entendiendo más, encuentras más cosas en la música, en los pasos, donde observas que podrías explotar más, dándoles otros matices. Todo eso viene con una madurez en el escenario, que te ayuda mucho a poder crecer y disfrutar más del personaje.

-¿Qué significa el Cascanueces para usted?
-Tanto para mí, como para el público venezolano, se ha convertido en el inicio de las Navidades, son tiempos festivos. Para los que la interpretamos, es algo muy significativo, porque cada vez que se abre el telón es mágico, y tenemos que transmitirle esa magia a cada una de las personas que vienen a vernos. Es algo muy satisfactorio. El aplauso en sí, es el hecho de que nosotros le hayamos podido llevar un poquito de felicidad, entretenimiento y cultura al público. Todo eso nos llena muchísimo como personas y artistas.

-¿Cómo se siente al ser parte de este Ballet?
-Por todas las compañías que pasé fueron una meta, y era lo que quería en ese momento, por eso las escogí, porque quería estar en ellas. De verdad me siento muy agradecida, porque valió la pena todo lo que hice. Cada compañía representó un momento muy importante en mi carrera, y estoy orgullosa de lo que he logrado, aunque uno siempre quiere hacer más, pero creo que ha sido muy fructífero el resultado dentro de cada compañía a las que pertenecí.

-¿Dedicada 100% a la danza?
-Sí, en estos momentos estoy de lleno bailando. Me gradué en el Instituto Universitario de Danza, que ahora es la Universidad Nacional Experimental de las Artes (Unearte), soy licenciada en danza, mi título es docente en danza clásica. En estos momentos es complicado hacer otras cosas, por mi horario, ensayamos de 9:00 a.m. a 5:00 p.m, por eso es difícil. Aunque mucha gente lo hace, porque realmente la profesión es un poco complicada, y a veces debes ayudarte con otras cosas, pero yo me enfoqué en seguir bailando.

Exigencia y entrega
“Llevo toda mi vida bailando, comencé a los tres años. No tengo ninguna referencia artística en mi familia. Mi mamá me llevó ajuro, porque al principio lo odiaba, le decía a mi mamá por qué tenía que ir, pero como a los 12 años descubrí lo que realmente era el ballet, lo entendí y comencé a verlo con otros ojos, desde ese día creo que fue una entrega total”, dijo la hermosa guara.

-¿Qué es la danza para usted?
-La danza es mi vida, y lo he demostrado con todos estos años entregada a los escenarios. Porque uno es bailarín desde que se levanta, hasta que se acuesta, lo llevas por dentro. Es una carrera que si la decides hacer es porque en el fondo ella también te escogió. Es algo que no se puede obligar, es una pasión. Porque estar aquí todos los días, aparte de los complicada que es la carrera, que te exige muchas cosas, y te cohíbes de otras, es porque te gusta. Las bailarinas no nos vamos un fin de semana a la playa como todo el mundo, no lo hacemos porque tenemos que seguir ensayando. Con el Cascanueces hemos trabajado hasta el 21 de diciembre con dobles funciones.

-¿Cuál es su consejo para las nuevas generaciones?
-Que se entreguen por completo. Que si deciden hacer esto es porque les gusta. Deben tener mucha disciplina porque no es una carrera que sale de un día para el otro; además, debes enfrentarte a muchos tropiezos, pero todo eso es lo que te hace crecer, y si realmente te gusta, eso es lo que va a hacer que seas cada vez un profesional más completo.

-Con su amplia trayectoria, ¿qué es lo que más trabaja en estos momentos?
-Con mi edad: la dieta, porque es muy diferente el metabolismo de una niña de 20 años al mío, hay que cuidarse, porque cuando llegas a cierta edad notas que no es lo mismo; por eso, hay que trabajar con mucha conciencia para evitar lesiones.
-Siendo guara, ¿cómo se sintió al llegar a Caracas?
-Como me gustaba tanto lo que venía a hacer, creo que me sentí que estaba en el sitio indicado, donde tenía que estar. Aunque la familia siempre te hace falta, porque tenerlos lejos es complicado, esa era la parte del sacrificio. Si no me gustara tanto lo que hago, estaría muy sabrosa en casa o hubiese hecho una carrera cerca de mi familia.

-¿Pensó irse al extranjero?
-Lo hice en pequeñas temporadas, porque cuando comencé en el ballet de manera profesional teníamos muchas influencias de afuera, muchos maestros y coreógrafos, que venían. También viajábamos mucho, pero yo sentía que mi país me daba todas las oportunidad que quería. Sin embargo, tuve contratos que me querían llevar afuera, pero yo me quise quedar aquí. Ahora extraño un poco eso, el poder viajar y que las nuevas generaciones puedan vivir esa experiencia. Esperamos que se retome de nuevo, creo que hay mucha gente luchando porque eso ocurra.

Para finalizar expresó con satisfacción: “Espero que cada vez que me monto en un escenario toque de forma especial a una persona; y que ese público se lleve un grato momento, eso es muy significativo para mí”.
Fotos: Cortesía de TTC

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