El presidente estadounidense Barack Obama dio este martes todo su respaldo a un proyecto de ley para volver a prohibir la tenencia de armas de asalto, tras la masacre ocurrida el viernes en una escuela primaria de Connecticut (noreste).
El portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, dijo que el presidente apoyará la iniciativa propuesta por la senadora demócrata Dianne Feinstein para prohibir este tipo de armas, que define a ciertos tipos de armas semiautomáticas con cargadores removibles.
«Él respalda activamente, por ejemplo, la declarada intención de la senadora Feinstein para renovar la legislación que reinstaure la prohibición de las armas de asalto», dijo Carney al ser consultado acerca de qué haría Obama respecto al control de armas.
Dijo que el presidente también apoyará cualquier acción para prohibir cargadores de alta capacidad -que tienen munición para decenas de ráfagas- y cerrar la denominada «fisura» que permite a individuos sin licencia vender armas en forma privada.
Feinstein prometió el lunes impulsar el proyecto de ley apenas se instale el nuevo Congreso en enero, y dijo a CNN que «será fuerte, y será definitivo. Y va a prohibir con nombre y apellido al menos 100 armas de asalto semiautomáticas de tipo militar».
Una prohibición anterior de las armas de asalto expiró en 2004, y desde entonces muchos ciudadanos se han armado con las versiones semiautomáticas de rifles como el Kalashnikov o el AR-15.
El viernes pasado, Adam Lanza, de 20 años, utilizó un rifle de asalto Bushmaster AR-15 para cometer una masacre de 26 personas -entre ellas 20 niños de 6 y 7 años- en una escuela primaria de Newtown, Connecticut (noreste).
La matanza -que incluyó además a la madre del atacante, quien luego se suicidó- provocó una avalancha de llamados para controlar en forma más estricta la tenencia de armas por parte de los ciudadanos.
No obstante, Obama y Feinstein podrían chocar con la oposición del poderoso lobby que defiende el derecho a la posesión de armas y de legiones de entusiastas del tiro.
Obama ha apoyado durante largo tiempo la restauración de la prohibición de las armas de asalto, pero no hizo nada durante su primer mandato para que ello ocurriera.
Estados Unidos ha sufrido una epidemia de estos violentos episodios, incluyendo 62 tiroteos desde 1982, tres de los más mortíferos en la segunda mitad de este año.
En la mayoría de los casos, se utilizaron armas cortas semiautomáticas o armas de asalto de tipo militar adquiridas en forma legal.
En 2009, había un estimado de 310 millones de armas de fuego no militares en Estados Unidos, lo que equivale a una por ciudadano. La población estadounidense tiene 20 veces más probabilidades de morir por arma de fuego que la de cualquier otro país desarrollado.
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