Cleofe Andrade, conocido popularmente como barrio Los Cerrajones, en la parroquia Juan de Villegas, conoce bien de la crisis habitacional que enfrenta la mayoría del país. En los alrededores del popular sector, hay varias invasiones que formaron en los últimos años y continúan en el intento por consolidarse como comunidades.
Lo cierto del caso es que, mientras llega la oportunidad de una vivienda digna, el ciudadano sin recursos económicos, es sometido a una serie de necesidades que van en detrimento de su calidad de vida. Angélica Delgado, habitante, lamentó que tarden las propuestas del Gobierno con respecto a las invasiones del ámbito.
Ámbito que además pertenece al cono de seguridad del Aeropuerto Internacional Jacinto Lara. “Nos da miedo, por un lado, que el aeropuerto les ocasiona daño físico a los vecinos de las invasiones y, por otra parte, preocupa que las autoridades no se ocupen del déficit de viviendas”.
Bote de aguas blancas
En la avenida principal de Los Cerrajones, hay un bote de aguas blancas que mantiene sin el servicio a las familias de ese importante tramo que se comunica con el barrio La Carucieña y con El Garabatal, hasta llegar a la avenida Ribereña.
Los habitantes están preocupados porque sin el vital líquido enfrentan incomodidades al momento de cocinar, lavar la ropa y hasta tomar un baño. Solicitan la presencia de la cuadrilla de reparación de Hidrolara, antes de que siga desperdiciándose litros y litros de agua.
“No tenemos agua; por lo general recibimos el servicio un rato en las mañanas sólo que desde el desperfecto con la tubería no sale nada de los grifos. Hemos llamado varias veces a Hidrolara pero no responden y mientras tanto sigue malgastándose el mineral”, sostuvo la vecina Irma Rojas.
Asimismo, se evidenció las fallas en la recolección de basura. Frente a las viviendas y también en las esquinas del barrio están los montones de bolsas con desperdicios. El llamado es al Instituto Municipal del Aseo Urbano (Imaubar) a fin de que estén al pendiente de la atención de las comunidades, en especial, de las más pobladas y donde existe gran acumulación de desechos.
Mientras las personas hacen un esfuerzo en soportar la fetidez, otros arrojan los desperdicios a la quebrada que atraviesa la comunidad, originando un problema mayor. “Si el aseo no pasa, algunos vecinos van a seguir contaminando el ambiente.
Los malos olores y las alimañas, son otras de las consecuencias que sufrimos por la falta de recolección de basura. Por suerte, no están laborando en la escuela de la comunidad porque el caos hubiese sido peor”.
Fotos: Ángel Zambrano
