#Opinión: Venezuela inventada Por: Angel Rafael Lombardi Boscán

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El mejicano Edmundo O´Gorman estableció, en contra de las convenciones al uso, la tesis de una América “inventada” por los europeos a su arribo en 1492. Lo mismo cabría decir respecto a la “invención de Venezuela” por parte de la ideología bolivariana instaurada oficialmente en el año 1842 junto a la repatriación de los restos de Simón Bolívar (1783-1830).
Cortado de un tajo el recuerdo hispano-colonial, asumido como oprobioso, la nación venezolana, a través de sus elites en el poder, llevó a cabo una exitosa empresa política ideológica haciendo de la Historia una auténtica ficción. La nueva patria surgía del aplastamiento de todas las anteriores memorias: la autóctona de corte indígena, la hispana-europea, la mestiza oscura y la provincial, regional y federalista. La identidad se asumió como ruptura drástica y traumática, y una tragedia social y colectiva, como lo fue la guerra de Independencia, se empezó asumir como algo ennoblecedor. El mito suplantó a la historia, y los héroes a las personas de carne y hueso. Los matices para revisar el pasado y comprenderlo fueron sustituidos por un feroz dogma alrededor del culto a la nueva Patria inventada, y de manera muy particular, alrededor de un superhombre: Bolívar.
El pasado no depende de lo que sucedió sino de quién recuerda y cómo recuerda. El que tenga la capacidad de imponer un determinado recuerdo establecerá un monopolio inmóvil resistente a todo ejercicio crítico, abierto y plural. Venezuela sólo es “heroica” en el lapso de unos veinte años, mientras duró el conflicto, los demás periodos son subsidiarios de éste. Las consecuencias de esto, para el venezolano de a pie, son devastadoras. Un falso orgullo impregna nuestro ser histórico nacional, bajo premisas cercanas al auto engaño, y al desarrollo de una psicología compensatoria sin conexión con la realidad.
Venezuela es “grande” porque así lo fue en un pasado “glorioso” y cuasi mágico, y algo de ese esplendor, termina por salpicarnos a los que aún hoy nos mantenemos vivos. Lo fundamental, como patria como nación, como país, ya se hizo y lo hicieron otros. A los venezolanos posteriores al año 1842, les bastó, que las distintas reencarnaciones de Bolívar, guiara sus pasos. Y desde entonces, no importa si la ruta era directa al abismo, o al empequeñecimiento de Venezuela. La ficción siempre es más poderosa que la realidad.

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